jueves, 25 de julio de 2019

Repetidor



No puedo estar en mayor desacuerdo, le dirías al editorialista de EP o a Juanli o a Sor Iñaqui o a la Pepa Rahola de las mañanas de Sánchez o a los Escolar o a la pareja que vive en rojo, en orden creciente de impropiedad, o a los del otro lado, qué más da, aunque ahora son aquellos quienes quieren formar gobierno, pero a quien tienes delante es al repetidor. Y qué objeciones puedes poner, qué puedes decirle al repetidor si aún no ha oído lo que tiene que decir. Oye que yo hablo por mí, no me faltes al respeto. Así que qué le vas a decir. Que sí, que así es. Y él contento.

Hartazgo, ese animalillo. Cuántas veces lo has oído entre ayer y hoy: en el bar, en las ondas, en la tele a pie de calle, en amigos bondadosos, antes de que el gobierno ignominioso se haya constituido. Hartazgo, la palabra del día. Queremos gobierno ya. De dónde sale el animalillo, quién lo lanza al aire, en qué momento, para convertirlo en la palabra que hoy se necesita. Como en el cerdo todo lo aprovechan a su favor. El animalillo impide que pienses en la ignominia que viene. Pongamos un gobierno en el pasado apoyado por un Tejero, con un partido creado para la ocasión (golpista como ERC, golpista como Mussolini: están en el Parlamento, son un partido normal). Pongamos unas Brigadas Rojas, una Baader-Meinhof apoyando desde fuera con su abstención a un gobierno democrático (como Bildu, el partido de los 900 asesinados). Pongamos un PCE, un PCI en las mismas entrañas del gobierno (Podemos): nunca se ha dado en Europa, ahora tampoco se da, se daba.

Otro animalillo: Casado, hombre de Estado, templado, guardando las formas, todo un señor. Esa es la oposición que el gobierno ignominioso necesita. Lo demás es bronca, Riverita.

Este es el tiempo de Platón. Si pensábamos que nos íbamos a liberar de las cadenas y ver la realidad con ojos limpios sucede lo contrario. Todo es intermediación entre las cosas y nuestra comprensión. No miramos qué ocurre, estamos atentos a que nos digan qué ocurre. El otro día las teles retransmitiendo en el Congreso interrumpían a los oradores para decir qué decían en directo, cuál era la correcta interpretación. Fue divertido y bochornoso a la vez. Si lo hacían, si representaban de tal modo la realidad, era porque alguien los estaba mirando, oyendo. Todos los televidentes niños. No todo el mundo apagaba la tele cuando eso sucedía. Qué vistes, qué comes, qué compras, cómo te enamoras, cuántas de las palabras que usas son tuyas. No seas mentiroso, cuándo has salido a la calle a cuerpo gentil, vaciado, sin extensiones. Lo que ves, lo que dices, lo que sientes es mera repetición, eres un clon. El esclavo de la caverna, cuánto hemos despreciado a Platón. Platón tenía toda la razón: somos esclavos encadenados en la cueva, creyendo que el mundo es cómo lo vemos reflejado en las sombras.

Ah, y si fracasa la investidura volverá Franco al Congreso, dirá el candidato: Principios, España. Nuevos animalillos echados a correr para que hagan su labor electoral. Repite repetidor: Principios, España.


No hay comentarios: