La
montaña y el sol son de los hombres
la
luna de la mujer y el hombre solo
busco
un hombro en que apoyarme
un
paso que seguir
mira
esos matojos me dicen
la
sorpresa de la nieve su grosor
me
señalan la vía fácil
dónde
poner el pie dónde las manos
comparto
sudor y chocolate
los
pulgares elevados del triunfo
el
nombre de las cimas
el
valle hundido rumoroso las nieblas suspendidas
no
hay hombre hay hombres gloriosos en las cimas
ausentes
de sí vaciados presentistas
y
ya bajando apretados por la urgencia de la sed
se
deshacen los hombros se pierden los pasos
qué
resuena en tu mente hueca
no
es silencio en la tarde caliente
rumor
de agua que se precipita
leve
crujir de la nieve pisada
un
sarrio en las alturas
te
habla el mundo y tú lo oyes por fin
no
te esfuerces en decir
porque
no estás al principio ni al final de la cadena
si
lo comprendes haces eterno el instante
soy
el grupo soy el hombre soy hombre
estoy
solo estoy en compañía
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