“Allí entendí enseguida que estábamos en otro mundo. Todo parece lo mismo —las manzanas, los pepinos, la leche—, pero sobre ellos planea ya la sombra de la muerte y las personas están desorientadas, perdidas, y no en un plano anticomunista o antisoviético, sino como algo superior, algo distinto. Porque no se trata del ser humano en la historia, sino del ser humano en el cosmos. Volví a ver lo mismo muchos años después en Fukushima [la central nuclear japonesa afectada por un accidente en 2011], también allí había la misma desorientación en la gente, en los científicos y en los políticos, la misma sensación de impotencia”. (Svetlana Alexiévich).
No
es un documental pero tiene el aire de un relato pegado al terreno.
El
gran suceso del año 1986. Los guionistas tienen la suerte de tener
detrás la gran obra de Svetlana Aleksiévich, Voces de
Chernóbil y sobre ella, aunque
sin mencionarlo,
reconstruyen lo que sucedió aquel 26 de abril en la Central Nuclear
de Chernóbil (Ucrania, Unión Soviética). Una
explosión que extendió la alarma radioactiva, el
mal invisible y duradero, por
Bielorrusia, Rusia, Ucrania, así como por Escandinavia y Europa
Central. No es una historia exhaustiva, no puede serlo. El punto de
vista adoptado es el de los científicos que se enfrentan al problema
de cómo apagar el incendio, contener la radiación, encerrar el
uranio explosivo y convencer a las autoridades soviéticas, con
Gorvachov a la cabeza, de que la situación es muy grave y que hay
que evacuar a la población. Quizá
se cargan las tintas sobre un sistema político que ya estaba muerto,
aunque denunciarlo nunca será suficiente. Es
lo mejor de la miniserie (5 capítulos), la escenografía austera,
los personajes con papeles ingratos, lejos de la belleza y juventud
glamurosa de Hollywood, la descripción de
un país soviético sometido a una situación catastrófica, la
pobreza material y moral, el miedo a la autoridad, la imposible
aceptación de la verdad. Aunque
esa solo es una parte de lo que ocurrió. Lo
demás, lo que pasó con la población en los días siguientes, las
muertes, la contaminación, el desastre ambiental, las
vidas arruinadas, está
levemente apuntado, una historia aún por hacer. Sorprende
agradablemente el éxito que está teniendo una serie tan poco
convencional, tras el
embobamiento seriéfilo ante grandes naderías.
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