sábado, 8 de junio de 2019

Chernobyl


Allí entendí enseguida que estábamos en otro mundo. Todo parece lo mismo —las manzanas, los pepinos, la leche—, pero sobre ellos planea ya la sombra de la muerte y las personas están desorientadas, perdidas, y no en un plano anticomunista o antisoviético, sino como algo superior, algo distinto. Porque no se trata del ser humano en la historia, sino del ser humano en el cosmos. Volví a ver lo mismo muchos años después en Fukushima [la central nuclear japonesa afectada por un accidente en 2011], también allí había la misma desorientación en la gente, en los científicos y en los políticos, la misma sensación de impotencia”. (Svetlana Alexiévich).

         No es un documental pero tiene el aire de un relato pegado al terreno. El gran suceso del año 1986. Los guionistas tienen la suerte de tener detrás la gran obra de Svetlana Aleksiévich, Voces de Chernóbil y sobre ella, aunque sin mencionarlo, reconstruyen lo que sucedió aquel 26 de abril en la Central Nuclear de Chernóbil (Ucrania, Unión Soviética). Una explosión que extendió la alarma radioactiva, el mal invisible y duradero, por Bielorrusia, Rusia, Ucrania, así como por Escandinavia y Europa Central. No es una historia exhaustiva, no puede serlo. El punto de vista adoptado es el de los científicos que se enfrentan al problema de cómo apagar el incendio, contener la radiación, encerrar el uranio explosivo y convencer a las autoridades soviéticas, con Gorvachov a la cabeza, de que la situación es muy grave y que hay que evacuar a la población. Quizá se cargan las tintas sobre un sistema político que ya estaba muerto, aunque denunciarlo nunca será suficiente. Es lo mejor de la miniserie (5 capítulos), la escenografía austera, los personajes con papeles ingratos, lejos de la belleza y juventud glamurosa de Hollywood, la descripción de un país soviético sometido a una situación catastrófica, la pobreza material y moral, el miedo a la autoridad, la imposible aceptación de la verdad. Aunque esa solo es una parte de lo que ocurrió. Lo demás, lo que pasó con la población en los días siguientes, las muertes, la contaminación, el desastre ambiental, las vidas arruinadas, está levemente apuntado, una historia aún por hacer. Sorprende agradablemente el éxito que está teniendo una serie tan poco convencional, tras el embobamiento seriéfilo ante grandes naderías.

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