miércoles, 15 de mayo de 2019

“Yo el 1 de octubre aluciné”



                Pocas veces como esta podrá está mujer hacer frente a cara descubierta a la realidad. Los poetas y los filósofos están mejor armados que nadie, con la intuición o con la razón, para nombrarla, establecer sus límites, deslindarla de la fantasía y de la obviedad. Basta con nombrar para que los ciegos vean y las brumas se evaporen ante la fuerza de la palabra precisa. Nada como un tribunal de justicia, o un laboratorio de física, para que una palabra señale unívocamente la verdad: Esto es lo que sucedió, esto es único y diferenciado. Pero la logómaca, otros la ornan con el antiguo y preciado apelativo de filósofa, no supo más que balbucear: “Yo el 1 de octubre aluciné”, dicen las crónicas que dijo. 'Alucine', eso fue todo.


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