Pocas veces como esta podrá está mujer hacer frente a cara descubierta a
la realidad. Los poetas y los filósofos están mejor armados que
nadie, con la intuición o con la razón, para nombrarla, establecer
sus límites, deslindarla de la fantasía y de la obviedad. Basta con
nombrar para que los ciegos vean y las brumas se evaporen ante la
fuerza de la palabra precisa. Nada como un tribunal de justicia, o un
laboratorio de física, para que una palabra señale unívocamente la
verdad: Esto es lo que sucedió, esto es único y diferenciado. Pero
la logómaca, otros la ornan con el antiguo y preciado apelativo de
filósofa, no supo más que balbucear: “Yo
el 1 de octubre aluciné”, dicen las crónicas que dijo. 'Alucine', eso
fue todo.
miércoles, 15 de mayo de 2019
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