Ahora
que ha acabado esta insufrible campaña electoral bis (¿pagada?),
por tierra, mar y aire o, lo que es lo mismo, periódicos, teles y
redes, puedo decir que tengo por orgullo no haber visto un capítulo
completo de Juego de Tronos. Sólo he catado minutos dos
veces, en años distintos, para ver de qué iba. Tampoco de Perdidos,
y, ya puestos, ninguno de
esos programas concursos de la tele, algunos con nombre inglés. Soy
un raro. Tampoco he sido seducido por el mainstream de la otra
campaña, la electoral. Yo diría que hay gran semejanza entre la
progresiva adicción inducida a Game of Thrones y el
aquilatado voto al presidente con tesis impropia. Las adicciones se
intercambian o se duplican y a los adictos no les gusta que les
hablen de infantilismo. El domingo noche sentiré una liberación
parecida a la de hoy. Respeto a los adictos pero la saturación del
espacio radioeléctrico impide que los que tenemos adicciones
minoritarias podamos disfrutarlas en silencio. Una campaña ya ha
acabado, a la otra le queda poco. Que nos concedan una pausa, por
favor..
lunes, 20 de mayo de 2019
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