Encapsulados
en el aparataje tecnológico, aislados del ruido ambiente por cascos,
de la visibilidad por pantallas, alterada la medida hasta ahora
convencional del mundo, sustituido el paseo por el rodar continuo del
patinete eléctrico, el olor y gusto de la naturaleza por fragancias
artificiales y sabores muy especializados, ¿no está bajando nuestro
nivel de tolerancia? En una misma mañana, he abandonado una
cafetería antaño silenciosa porque dos personas, en punta y punta,
han iniciado sendas y muy largas conversaciones, mediante móvil, en
un inglés ortopédico, donde con voz muy alta ventilaban sus
negocios, sin pararse a pensar que podrían estar molestando al resto
de la clientela. En un cajero, dos mujeres se han enzarzado, sin
mediar presentaciones, en una pelea dialéctica a propósito de un
perro, si debía o no estar en el recinto cerrado del banco. El tono
ha ido subiendo, la mediación imposible y la conciliación
implanteable. En la línea de cajas de un super, se ha desatado una
pelea simultánea, con diferentes protagonistas, entre una cajera y
un cliente, entre varios clientes, y entre un cajero y otro cliente.
Los asuntos no tenía mayor importancia, sino que la crispación
parecía inmotivada o fácilmente resoluble con un poco de buena
voluntad. Antes, por los pasillos del súper, la gente se mueve, se
para o hace cosas sin que los demás sean tenidos en cuenta, como si
la presencia del otro no fuese percibida o no importase. No es solo
la forma de vestir poco cuidadosa, el abrir las cajas o los encases
precintados, el impedir el paso o no cederlo, es como si los demás
no fuesen visibles o no importasen, o como si la interioridad, esa
libertad o descuido que se tiene cuando uno está solo en casa, se
hubiese trasladado a la calle, a las plazas, a los lugares de
encuentro, ahora de desencuentro, con los demás. Una especie de nihilismo corroe la vida pública. La cortesía ha dejado de tener valor. Cada vez que vuelvo
a la gran ciudad o alrededores, la vida en común parece menos
tolerante, menos aceptable. Aislados, atomizados, perros solitarios,
¿tanto estamos cambiando?
viernes, 29 de marzo de 2019
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