Otra
serie que me ha gustado y
no ha aparecido, salvo
excepciones, en las listas de
las mejores del 2018. El tema al que se acoge es un
clásico, las relaciones
paterno filiales. Lo trataron los antiguos y lo han tratado los
modernos, desde Edipo
a Al este del Edén.
El
padre es el dueño
y creador de
un conglomerado de medios de comunicación. Cuatro
hijos. Uno
ambicioso,
otro bobo,
un tercero
salido y una demasiado inteligente. Junto a ellos una madrastra. El
padre quiere mantener como sea el poder, a
pesar de sus achaques, los
hijos arrebatárselo. Ese es el hilo que conduce la trama que, ante
todo, lo que hace en esta primera temporada es desarrollar el
carácter de cada uno de los personajes. Esa
es la superioridad de las series frente a las películas, disponer
de tiempo para la construcción de las tramas y el carácter de los
personajes. El
objetivo de los guionistas es
hacerlas
durar. Esa es su fortaleza y debilidad. A
menudo les falta ingenio e imaginación.
Queremos ver el fin de las intrigas, pero el fin siempre se posterga.
En
la intriga o la conspiración
y en la evolución de los personajes está la gracia de esta
serie. En el último capítulo todo queda abierto con posibilidades
nuevas en perspectiva lo que hace que esperemos
con ganas su continuidad.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario