En
esta película danesa el mirón, es decir, el espectador, no ve más
que a Asger, su mesa de trabajo con el ordenador donde sigue el
rastro de quienes llaman al servicio de emergencias de la policía,
sus cascos, su humor cambiante y el mínimo decorado de la central de
llamadas. Todo lo demás discurre en la imaginación del mirón fuera de campo: lo que ocurre al otro lado de la línea, una mujer
atormentada dentro de un coche, que dice estar secuestrada, su hija
pequeña en casa, junto a su hermano bebé, que pregunta por sus
padres y los compañeros del policía que intentan dar con el coche
por las carreteras danesas. Para tensar la acción los guionistas
meten un elemento más. Asger, suspendido temporalmente de patrullar
las calles por un incidente del que nos iremos enterando, está
pendiente de su compañero de patrulla que tiene que testificar al
día siguiente a su favor. La peli se sigue sin parpadear. El mérito
está en el preciso guión, en la interpretación del único actor en
pantalla, en la planificación y en el montaje. Y en la mente del
mirón, que ha de reconstruir las escenas que oye en las
conversaciones del policía. No sólo eso, también hay giros de
guión que descolocan al policía. Un buen thriller para quien guste
de este tipo de películas.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario