No
hay muchas verdades, sino la que el método científico va
descubriendo y afinando, como existe la belleza que ciertos
patrones van detectando en la naturaleza (el
cosmos es bello), como hay un bien que reconocemos en todo
aquello que prolonga la vida y la mejora. La humanidad frente a sus
infinitos desgarros ha encontrando un camino común a lo largo de la
historia, en diversas civilizaciones, para
la
supervivencia de la especie y su prosperidad. Qué sea la belleza, la
verdad y el bien es una pregunta de la filosofía a la que no siempre
se ha respondido del mismo modo, pero hay cuatro líneas orientativas
que
aquellas civilizaciones que las han seguido han prosperado más que
las
que han ido por otros derroteros.
El pragmatismo que minimiza el sufrimiento, el dolor, la enfermedad y
las injusticias y maximiza las experiencias positivas, el amor o la compasión por los
demás, la distribución de las riquezas, el respeto a la ley. La
convivencia entre los distintos: aquellas sociedades que han
integrado la diversidad, que han sido más abiertas, que no se han
levantado sobre unas pocas experiencias, han sido más igualitarias,
más ricas y más creativas. La autonomía de individuos y grupos que
quieran seguir su propia vía, un modo de organizarse y contemplar el
mundo de modo diferente, siempre que no entre en conflicto con el
bien común. Un proyecto de futuro que tenga en cuenta las
experiencias vividas, lo que nos ha hecho felices o infelices, y
preserve el mundo para los que aun no han nacido, es decir, que haga
viable la continuidad de la especie.
Que
ahora haya más fuerzas políticas no es una catástrofe, al
contrario la población está mejor representada. Que
esté representada hace que los radicales se contrarresten los unos a
los otros. Pero
hay que hacer pedagogía. La política consiste en marcar objetivos,
preferencias. Hay experiencias políticas que posibilitan la
prosperidad y la continuidad del hombre sobre la tierra y otras que
no. La Constitución
traza lo posible y lo deseable, lo limita mediante la ley. (Legum
servi sumus ut liberi esse possimus:
Somos
esclavos de las leyes para que podamos ser libres. Cicerón) Se puede cambiar siguiendo el procedimiento. Hay fuerzas
que promueven políticas contra la diversidad o la autonomía
personal, otras
que quieren suprimir la competencia o
que
quieren trazar caminos de dirección única, imponiendo su fe religiosa o política a los demás, y otros que se mueven
dentro de lo posible. La
Constitución permite que seamos libres
e iguales.
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