martes, 4 de diciembre de 2018

La fuerza de la geometría




          Hay dos mundos, dos conciencias, dos modos de ver. Pongamos, El País/El Mundo. Dos mundos estratificados en posiciones de combate más radicales a medida que se alejan. Pongamos, Trece/La Sexta, Libertad Digital/Público, Okdiario/El Plural. Es como la energía oscura del universo que separa galaxias y si le damos tiempo las desgarra hasta hacerlas desaparecer. ¿Es posible un punto intermedio, un lugar de contención y de orden, capaz de contrarrestar el desgarramiento. La existencia del universo, de galaxias y estrellas es la apuesta natural de la gravedad frente al desorden de la entropía que a largo plazo lo lleva a un mundo plano y frío, desagregado y vacío. El hallazgo y concreción del orden constitucional es una apuesta de la inteligencia humana, en su fase ilustrada, por el orden social llamado progreso. La mayoría de la población ha confiado en que dotarse de Constitución era una forma convincente y práctica de mantener el ordenamiento social. A la humanidad, salvo sobresaltos (guerras y revoluciones), le ha ido bien durante los dos siglos de experiencia constitucional.

            Los periódicos, los programas informativos de la radio (supongo que también de la tv) siguen galleando frente a los que consideran sus adversarios, amenazando para que no salgan del corral: ¡que vienen las derechas!, ¡la izquierda radical! Sin querer aceptar que la cosa ha cambiado. Ya lo había hecho, pero ahora tienen a la realidad ante sus ojos. Si sustituimos la línea espectral que va del azul en un extremo al rojo en el otro por círculos concéntricos de gravedad veremos cómo cambia la percepción del posicionamiento político. Tras lo ocurrido este domingo, no hay otra. Hay gravedad y energía oscura, fuerzas centrípetas y centrífugas, de agregación y de dispersión. La fuerza gravitatoria de la constitución frente al enjambre desordenado del fascismo rojinegro.

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