sábado, 22 de diciembre de 2018

España como vector de progreso



          En tiempos de turbulencias, he aquí un claro programa de gobierno para la cuestión territorial:


¿Por qué sostienes que el derecho a decidir es antidemocrático?
Porque defino la democracia como la extensión universal de la ciudadanía. Es democrático aquello que equipara derechos ciudadanos y amplía la base social que los disfruta. Si lo que propones es recortar el cuerpo ciudadano y que parte de los ciudadanos pasen a ser extranjeros, entonces estás yendo contra la democracia.

¿El independentismo es una idea legítima siempre que se defienda desde cauces democráticos?
Esa es una concesión dialéctica que no habría que hacer. El nacionalismo es una ideología basada en la producción de mentiras y el antagonismo étnico y yo no quiero llamar a eso un proyecto legítimo, aunque sea legal. Al decir que es legítimo reducimos todo el reproche a una cuestión de formas, como si no hubiera detrás un programa político que es de fondo indeseable.

¿Qué pondrías en lugar del paradigma Ortega-Cambó?
En lugar de una transacción, una transformación. Conseguir que el relato de una España inclusiva sea mucho más seductor para los ciudadanos independentistas que el de la segregación. En lugar de descentralizar competencias hay que desconcentrar instituciones (llevando el Senado a Barcelona y otras sedes a otras ciudades) generando una nación sin centro que desactive recelos. En lugar de blindar políticas lingüísticas autonómicas, intransigentes y antipluralistas, hacer gestión federal de lenguas a través de una ley de lenguas oficiales. Y cambiando la retórica: nuestro discurso debe de forma constante descalificar los discursos empobrecedores de la persona.


No hay comentarios: