lunes, 19 de noviembre de 2018

Ruptura conceptual



         Después de las lluvias, frío, sensación térmica, dicen, más que fuerte bajada de la temperatura. Viento y humedad. Desde su atalaya, mesa y silla tras una gran cristalera, en el piso alto de una cafetería, ve el mundo que pasa. En el interior, justo detrás de él, una eslava gorda y rubia teclea y hace y recibe llamadas en su idioma sin recurrir a una voz genuflexa, al contrario, su voz es poderosa y se instala en la sala entera, sin permiso, sin contención. Otras dos voces, en alemán, reservan en un Paseo Marítimo una habitación y, tras ellos, una vez que se han ido, uno más joven escribe en su ordenador, mientras escucha en el altavoz de su móvil un rap, ahogando la melodía clásica que pretende poner paz entre los distintos que han ido al local. Hay otra mujer, esta silenciosa, escribiendo en otro pequeño ordenador. Él lee un suplemento cultural. El periódico que compra cada día, que solía comprar cada día, no está en el quiosco. Ahora traen pocos, dice la quiosquera. En una página del suplemento, Teju Cole, el de Ciudad abierta que tanto le gustó, dice, refiriéndose a las fotografías del curso pasado que analiza, a la mayoría les falta el elemento de provocación formal o de ruptura conceptual del que dependen las imágenes memorables. Fuera, de la casa de enfrente salen un negro, una mujer con la cabeza tapada y un carrito de niño. Rollizos, anillados, abrigados. Se detienen a la puerta, en la acera, los paseantes los sortean. Él negro habla por el móvil, ella espera, lo mira, atiende al niño. Parecen tranquilos, satisfechos. Luego, desde su atalaya cuenta a las mujeres que pasan con la cabeza tapada. Margo Glantz, en una página del periódico que no ha podido comprar, dice: ¿(Es importante) que en diciembre de 2017 en el condado de Rathfordshire, Inglaterra, se ordenara retirar de todas las tiendas y bibliotecas las novelas de Agatha Christie porque sus heroínas anhelaban casarse?. Coge el móvil para ver los últimos chats y en la pantalla apagada ve su reflejo: Ese no soy yo.


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