Al fondo, en un calvero, la tierra roja, una elevación sobre la roca parda, manchada de sol, un sol blanco, temeroso. Una visión fugaz, en medio del día grisáceo. Más adelante, a la derecha del camino, el río y su valle. Perales, manzanos, melocotoneros, alberges, cerezos, al pie del pueblo, Montón, junto al Jiloca, Teruel. Aquí el otoño es lujuria. Ahora sí, el momiji en el bajo Aragón.
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