domingo, 3 de junio de 2018

Teatro y caligrafía japoneses




          La historia japonesa sufrió dos grandes revolcones, tres si contamos la derrota en la 2ª GM. El primero sucedió a finales del siglo XII, cuando los samuráis se impusieron tras un largo conflicto a los nobles que hasta entonces habían dirigido el país. A los nobles, expulsados del poder y expropiados de sus riquezas, no les quedó otra que vivir de aquello que dominaban, las artes. Transformaron la cultura, alejándola de la influencia china, dominante hasta entonces, y conformaron la cultura japonesa clásica. El segundo revolcón fue en 1868, cuando se acabó con el sogunado y Japón se modernizó, adoptando pautas occidentales. Ello supuso la pérdida de la cultura clásica. Tras la 2ª GM todo eso se acentuó.

         El nō: el objetivo del teatro nō no es expresar la individualidad, sino el yugen, es decir, la belleza, oscura y misteriosa, que hay más allá de la persona.

        El kabuki: el baile del kabuki en un juego entre el yin y el yang. El abanico sube antes de poder bajar, el cuello gira a la izquierda mientras los pies giran hacia la derecha. Cuando la dama de la corte señala, primero mueve el dedo hacia atrás, describe un círculo, y luego lo lleva hacia afuera, pero en ese mismo instante, los hombros están girando en la dirección opuesta. Es la armonía de los opuestos lo que hace tan satisfactoria la danza del kabuki; y lo mismo sucede al escribir caligrafía.

        Nacido de la represión al impedir a las mujeres subir al escenario, el kabuki se convierte en un arte en que se equilibran el humor, la emoción y la sexualidad. Lo fascinante del Kabuki es la mezcla de refinamiento y hedonismo, representa los dos polos de la cultura japoneses, lo sensual y lo ritual.

         Caligrafía: los caracteres kanji, que se ven por doquier, vienen del chino, quizá la única contribución cultural china al mundo (según Alex Kerr). Perdidos los jeroglíficos egipcios y los maya, los japoneses los han conservado a costa se someter a sus estudiantes a años de suplicio memorizando 1800 kanji de uso común, sus miles de variantes, pronunciación y combinación. Los japoneses crearon, durante el periodo de los samuráis un estilo de escritura propia, el wayo, frente al karayo chino, empleado por monjes y literatos. El wayo era delicado y femenino, no era el retrato del alma, sino más bien el de un ideal elegante. El mundo ‘supraindividual’ que crearon los calígrafos wayo fue uno de los mayores logros de Japón, pero fue eliminado de los currículos en 1868, por demasiado rígido y por las connotaciones negativas del mundo samurái.

                        (Textos basados en Japón perdido, de Alex Kerr)


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