martes, 13 de febrero de 2018

Una palomita



            He pasado media vida en librerías y bibliotecas, mientras la vida verdadera fluía en las calles de las que yo huía a ritmo veloz, colectando cosas que ahora sé eran misérrimas. Como esta.
En España coinciden los sufrimientos y los horrores -apenas superados todavía- de casi cuarenta años de opresión fascista con los efectos de un proceso de industrialización a toda máquina desarrollado de un modo extraordinariamente rápido en la última década, un proceso de consecuencias sociales y ecológicas mucho más catastróficas que en cualquier parte de Europa. A la luz de todo ello creo que puede afirmarse no sólo que España está sobradamente madura para la realización del comunismo, sino también que, sobre la base de sus condiciones internas, está precisamente llamada a convertirse en detonante de esa revolución en toda Europa Occidental.”

         Eso escribía Wolfgang Harich en 1975, en ¿Comunismo sin crecimiento?, en la Editorial Materiales, de la mano de Manuel Sacristán, filósofo español de gran nombradía entonces. Esa forma de pensar en el alero no ha decaído pues muchos electores españoles, por millones, dieron su voto no hace mucho a sus sucesores.

         La mayoría de esos libros eran ilegibles, ojeé algunas páginas sueltas, llevaban en sus lomos el prestigio de la época y la pesadez del pensamiento de madera seca. Ahora sucede lo mismo, libros, discursos, palabras volanderas. La vida se nos escapa, sólo la vemos cuando se ha ido. Menos mal que de vez en cuando caía en mis manos alguna golosina, como esta:

Una palomita
a quien yo adoré,
preciosa paloma,
me olvidó y se fue.
Me encontré un pastor
y le pregunté:
-A mi palomita,
¿no la ha visto usted?
-Esa tu paloma
con otro se fue.
Me subí a la torre,
me puse a mirar,
como no la vi
me puse a llorar.
¡Pobrecita palomita,
el gavilán la mató!
Allí está la sangrecita
donde la despedazó.
¡Ay, de mi paloma,
ay, de mí qué haré!
Yo sin mi paloma
pronto moriré.

Preciosa copla anónima, que se cantaba en la Nueva Granada -Colombia- del siglo XVIII.

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