El
año pasado El cuento de la criada fue considerada como una de
las mejores series, para algunos la mejor. A mí no me entusiasmó.
Pero no fue la única adaptación de una obra de Margaret Atwood.
Alias Grace fue la otra. Y esta sí me ha gustado. Quizá una
de las razones es que yo ya había leído El cuento de la criada.
La adaptación no estaba a su altura. Atwood es una escritora que
bajo las formas del thriller, la intriga, la fantasía o del drama
psicológico trata temas no veniales, el más importante, quizá, el
del patriarcado. Alias Grace es una adaptación, en seis
capítulos, de la novela de 1996, de Margaret Atwood, que a su vez
reconstruye un suceso de 1843, cuando una joven inmigrante irlandesa,
con la ayuda de otro criado siega la vida del ama de llaves y de su
patrono. Con una impecable ambientación, la historia se centra en el
estudio psicológico que el doctor Simon Jordan emprende una década
después de los sucesos. El doctor explora su mente a través de los
recuerdos de Grace Marks, pero ni él ni el espectador sabe si lo que
Grace cuenta es real, es la invención de una mente imaginativa o
estamos ante un caso de posesión. Grace aprendió el oficio de
sirvienta de casa rica en otra familia anterior donde había trabado
amistad con otra criada que murió en extrañas circunstancias. Es
una historia que se parece mucho a alguna de las historias de Henry
James, en especial a Otra vuelta de tuerca. Pero bajo la trama
psicológica, aparecen los grandes temas de Atwood, la vida degradada
de las mujeres, la violencia estructural a que históricamente han
estado sometidas, las marcadas diferencias sociales. Los seis
capítulos se hacen cortos por su intensidad. Que ello sea así se
debe en gran parte a que son mujeres las que están al mando de la
producción: Sarah Polley en la escritura del guión, Mary Harron en
la dirección y Sarah Gadon en el frío, misterioso y seductor papel
de la protagonista.
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