viernes, 29 de diciembre de 2017

Ni oasis ni estanque



             Si nos gobernase la razón debería ser factible que en Cataluña se formase un gobierno transversal. Transversales han sido casi todos los gobiernos hasta ahora, los que se han conformado en torno al eje izquierda/derecha o los tripartitos que incluían formaciones identitarias con aquellas que no lo eran y que se han descubierto como constitucionalistas en los últimos tiempos. ¿Por qué habría de ser imposible un gobierno que incluyese un pacto de C's y Psc con ERC o con el PdeCat? Quizá sea una ingenuidad pensar que la política está para resolver problemas agudos, pero eso es lo que deseamos cuando ejercemos nuestro derecho al voto. C's y los indepes podrían sentarse y acordar un plan de gobierno que no incluyese medidas identitarias. Y hay unos cuantos problemas que esperan una solución urgente. O bien podrían acordar un gobierno de mínimos en el que ambas formaciones cediesen o aplazasen algunos de los puntos más calientes de sus programas. Probablemente chocaría a sus electorados y se enfrentarían a votantes y medios radicalizados, pero si el pacto dura cuatro años se irían acostumbrando. Con la fuga de empresas, el deterioro económico y la fractura social, sería deseable y cumplirían con el primero de los principios que formula todo político, que está en política para servir al pueblo, a la comunidad o a los ciudadanos. Claro que ese proyecto de mínimos debería estar sustentado en la idea de que Cataluña no le pertenece a nadie en particular y que, por tanto, debería ser un gobierno para todos los catalanes. Sus primeras medidas deberían recomponer el clima deteriorado en la escuela y en los medios públicos. ¿Imposible? ¿Quién desea que el estanque, antes oasis, en que se ha convertido Cataluña siga con sus aguas estancas y putrefactas? ¿A quién le gustaría acabar en una división territorial balcánica, si hemos vividos hasta ahora en una relativa armonía por qué no volver a intentarlo?

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