miércoles, 20 de diciembre de 2017

El sentido de un final (película y novela)



                Vuelvo a la novela de Julian Barnes tras haber visto la película recién estrenada que se basa en ella, dirigida por Ritesh Batra, interpretada por Jim Broadbent y Charlotte Rampling. No recordaba mucho de mi primera lectura, tan solo la carta que el protagonista ya jubilado recuerda haber escrito al amigo que luego se suicida. La película es confusa y no aclara cuáles son los problemas a los que se enfrenta Tony Webster, o mejor los simplifica. Este recibe la noticia de que en el testamento de la madre de su antigua novia, Verónica, se le deja el diario que escribió su mejor amigo del colegio, el que fue novio de Verónica después de que lo fuera el propio Webster. El episodio sirve para que Webster se ponga en contacto con Verónica, tras décadas de vivir cada un por su lado. Webster, mientras, se ha casado, ha tenido una hija y se ha divorciado. En la novela es un jubilado, en la película tiene una tiendecilla de antiguas Leicas. Ahora vive el reencuentro con aquellos años de juventud como una segunda oportunidad. Cree que de algún modo puede recuperar a Verónica y revivir los años de la nostalgia. El tema más visible de conflicto, que es lo que yo vi en mi primera lectura de la novela de Barnes, es la posible influencia de aquella carta vengativa, donde deseaba lo peor para ambos y su descendencia, en el suicidio del amigo y las posibles consecuencias que el hecho podría tener en la recuperación de la relación entre Webster y Verónica. La película se queda en los aspectos más narrativos añadiendo una especie de intriga sobre los frutos de la relación entre Verónica y el amigo, con sorpresa final. Es una pobre y muy blanda versión de lo que Julian Barnes había ideado en su novela, con el agravante de un final moralizante y compasivo que no estaba en aquella.



                En esta segunda lectura que acabo de hacer de la novela, he reparado más en los aspectos existenciales que plantea. La del hombre al que se le están apagando las luces de la vida y afronta la soledad con el intento, gracias a la oportunidad que cree que se le ofrece, de revivir las emociones de la juventud. Es tan fuerte ese deseo que se vuelve ciego a las señales que le advierten que no existe tal oportunidad. Su ex mujer con la que sigue viéndose a menudo para conversar le dice que ha desatendido a los demás encerrándose en si mismo hasta el punto de estar sólo. Poco a poco Tony se dará cuenta de que esa actitud fue la que mantuvo en el pasado, la que le llevó a alejarse de sus amigos y a perder a la propia Verónica, a quien ahora tampoco puede recuperar. La novela de Barnes es breve pero densa, trata en ella de muchos de los temas que pueden rondar la mente de un hombre que afronta la vejez: el paso del tiempo, la nostalgia, la soledad, el deseo de revivir emociones, el sentido de la propia vida al final del recorrido. La película pasa por encima de ellas añadiendo un aire misterioso y una intriga que en la novela son meros apoyos para dar rienda a la introspección del personaje.

No hay comentarios: