viernes, 3 de noviembre de 2017

Hospitales


      Decía Thoreau que el caminante verdadero es el que sale de su casa para no volver. Liberado de la necesidad, el caminante está en buenas condiciones para contemplar la naturaleza. Asocia Thoreau al caminante con el peregrino que pasa de largo por las zonas urbanas y que no posee tierras ni bienes que le aten a un lugar. Caminar es desprenderse.

       El caminante se topa con diferentes opciones. Puede dejarse llevar y aprender de aquello que va encontrando, el bosque que va cambiando a medida que asciende por la ladera de la montaña, las aves que parecen espiarle, el rastro que dejan los animales que se ocultan: jabalíes, lobos, hasta el oso pardo. Otra es atender a los otros caminantes, cada uno con sus cuitas.

       Para ser noviembre, este camino está más concurrido de lo que cabría esperar, casi todos extranjeros y con poco dominio del español, salvo los mejicanos.   Muy larga etapa, de montaña, la de los Hospitales le dicen por los restos de las casas de peregrinos que quedan de otros tiempos. Hoy se hacen más de 25 km subiendo y luego bajando sin contacto con la especie.

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