martes, 12 de septiembre de 2017

Robert Clive y la Compañía de las Indias Orientales


Robert Clive con Mir Jafar, por Francis Hayman

                La gran arteria que unía las exóticas mercancías de Oriente con la plata de Occidente vio crecer y caer imperios, largos periodos de paz y cruentas guerras, vio el nacimiento de fabulosas fortunas y el ocaso de hombres que parecían invencibles, también la acumulación de capital que dio origen al mundo moderno. Eso sucedió con el ascenso al poder de Inglaterra a finales del siglo XVII. Un ejemplo fue el de Robert Clive. De familia modesta, de carácter inquieto y pendenciero, expulsado de colegios, creó incluso una banda de adolescentes que extorsionaba a los comercios de la zona a cambio de protección, probablemente padeció a lo largo de su vida algún tipo de desorden mental. Su padre lo envió como escribiente a la India. Después de años de trabajo de oficina en la Compañía de las Indias orientales (CBIO), en Madrás, se enroló como militar en el ejército de la Compañía (la CBIO funcionaba como un estado en aquellas tierras), donde destacó por su coraje, en campañas contra las fuerzas locales, contra holandeses y franceses, los rivales en la colonización de la zona, se hizo un nombre, volvió a Inglaterra con fortuna y compró un escaño en el Parlamento. Todo cambió cuando fue enviado, en 1757, como jefe de una expedición para proteger al gobernante local de Calcuta, después que el nawab de Bengala atacase la ciudad. Allí se vio solicitado por distintos grupos de conspiradores que querían hacerse con el poder de la ciudad. Clive se vio en el centro de varias conspiraciones, se le ofrecieron sumas extraordinarias para apoyar a uno de los bandos. De golpe, obtuvo el control del diwani, los impuestos de una región que fabricaba la mitad de los textiles que se enviaban a Inglaterra. De la noche a la mañana Clive se convirtió en uno de los hombres más ricos del mundo.

                 Su fortuna iba a la par que la de la Compañía de las Indias Orientales, pero las cosas se torcieron, la especulación hizo que el precio del grano se pusiese por las nubes, una hambruna brutal mató a millones, un tercio de la población de Bengala. Se adujo, el la investigación parlamentaria, que las actividades y el lucro personal de los funcionarios de la empresa eran los culpables de la hambruna, en particular el abuso de los derechos de monopolio sobre el comercio y el impuesto sobre la tierra utilizado para beneficio personal. Clive se defendió diciendo que su prioridad eras los accionistas de la compañía no la población local. Sin embargo los beneficios de la compañía se desplomaron y aumentaron los costes. En Londres entró el pánico y la compañía quedó al borde de la bancarrota. El gobierno acudió al rescate, pero para pagarlo se le ocurrió subir las taxas que gravaban el té en las colonias de América, cuyos impuestos eran inferiores a los de la Gran Bretaña (1773). Los colonos se rebelaron. En Boston, arrojaron al agua el cargamento de te de tres embarcaciones. De ese modo comenzó la lucha por la independencia americana. La dinámica posterior del poder inglés cambió de un sistema colonial al establecimiento de un imperio basado en la conquista militar, en la India y en Asia central, enfrentado a las otras potencias europeas, como la emergente Rusia, Francia y Holanda, hasta llegar a la guerra de1914.


            Tras una investigación en el parlamento, Robert Clive se suicidó en 1774, a los 49 años. Clive nunca fue un empleado del gobierno británico sino un agente de la CBIO.

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