Robert Clive con Mir Jafar, por Francis
Hayman
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La
gran arteria que unía las exóticas mercancías de Oriente con la
plata de Occidente vio crecer y caer imperios, largos periodos de paz
y cruentas guerras, vio el nacimiento de fabulosas fortunas y el
ocaso de hombres que parecían invencibles, también la acumulación
de capital que dio origen al mundo moderno. Eso sucedió con el
ascenso al poder de Inglaterra a finales del siglo XVII. Un ejemplo
fue el de Robert Clive. De familia modesta, de carácter inquieto y
pendenciero, expulsado de colegios, creó incluso una banda de
adolescentes que extorsionaba a los comercios de la zona a cambio de
protección, probablemente padeció a lo largo de su vida algún tipo
de desorden mental. Su padre lo envió como escribiente a la India.
Después de años de trabajo de oficina en la Compañía de las
Indias orientales (CBIO), en Madrás, se enroló como militar en el
ejército de la Compañía (la CBIO funcionaba como un estado en
aquellas tierras), donde destacó por su coraje, en campañas contra
las fuerzas locales, contra holandeses y franceses, los rivales en la
colonización de la zona, se hizo un nombre, volvió a Inglaterra con
fortuna y compró un escaño en el Parlamento. Todo cambió cuando
fue enviado, en 1757, como jefe de una expedición para proteger al
gobernante local de Calcuta, después que el nawab de Bengala atacase
la ciudad. Allí se vio solicitado por distintos grupos de
conspiradores que querían hacerse con el poder de la ciudad. Clive
se vio en el centro de varias conspiraciones, se le ofrecieron sumas
extraordinarias para apoyar a uno de los bandos. De golpe, obtuvo el
control del diwani, los impuestos de una región que fabricaba
la mitad de los textiles que se enviaban a Inglaterra. De la noche a
la mañana Clive se convirtió en uno de los hombres más ricos del
mundo.
Su
fortuna iba a la par que la de la Compañía de las Indias
Orientales, pero las cosas se torcieron, la especulación hizo que el
precio del grano se pusiese por las nubes, una hambruna brutal mató
a millones, un tercio de la población de Bengala. Se adujo, el la
investigación parlamentaria, que las actividades y el lucro personal
de los funcionarios de la empresa eran los culpables de la hambruna,
en particular el abuso de los derechos de monopolio sobre el comercio
y el impuesto sobre la tierra utilizado para beneficio personal.
Clive se defendió diciendo que su prioridad eras los accionistas de
la compañía no la población local. Sin embargo los beneficios de
la compañía se desplomaron y aumentaron los costes. En Londres
entró el pánico y la compañía quedó al borde de la bancarrota.
El gobierno acudió al rescate, pero para pagarlo se le ocurrió
subir las taxas que gravaban el té en las colonias de América,
cuyos impuestos eran inferiores a los de la Gran Bretaña (1773). Los
colonos se rebelaron. En Boston, arrojaron al agua el cargamento de
te de tres embarcaciones. De ese modo comenzó la lucha por la
independencia americana. La dinámica posterior del poder inglés
cambió de un sistema colonial al establecimiento de un imperio
basado en la conquista militar, en la India y en Asia central,
enfrentado a las otras potencias europeas, como la emergente Rusia,
Francia y Holanda, hasta llegar a la guerra de1914.
Tras
una investigación en el parlamento, Robert Clive se suicidó en
1774, a los 49 años. Clive nunca fue un empleado del gobierno
británico sino un agente de la CBIO.
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