miércoles, 7 de junio de 2017

7. Kandy




            No deja de sorprender cada vez que uno topa con la realidad la distancia entre la belleza del mensaje religioso y la práctica de las religiones. El sermón de la montaña es más, mucho más que el Vaticano, su iglesia y la práctica supersticiosa a que se entregan sus fieles. El budismo fue una esperanza para los jóvenes insatisfechos del capitalismo en los 70 y 80. Qué veían cuando iban a los paises budistas, qué tipo de ceguera paseaban por el mundo. Kandy es una ciudad del centro de la isla. Fue capital durante la colonia británica. Los edificios de la colonia junto al templo budista han sido reconocidos por la Unesco. Conserva una belleza ajada, resaltada por un bello lago y los montes que la rodean, pero como en casi todas las ciudades asiáticas, el ruido, el caos circulatorio, la contaminación no invitan a permanecer en ella mucho tiempo.


            Para los budistas de la isla es la capital sagrada porque en ella se conserva ni más ni menos que la más famosa reliquia de Buda, su diente, en un cofre que se guarda en un suntuoso templo en el centro de la ciudad (Sri Dalada Maligawa). Miles de peregrinos acuden cada día a presentarle sus ofrendas de flores, ante la puerta del santuario que brevemente se abre tres veces al día. En el mes de agosto se celebra una gran fiesta con procesión y paseo del cofre por la ciudad a lomos de un elefante, pero también en los días de luna llena, día en que nació buda hay celebraciones especiales. Por ejemplo mañana. La gente viene de lejos vestida de blanco y espera desde días antes, durmiendo en alguno d los numerosos templo dentro del complejo del santuario a que llegue tan señalado día. Familias enteras, ancianos, inválidos, todo tipo de gente siempre dispuesta a sonreír, tranquila y creyente llena calles, paseos y reductos del complejo. La religión para ellos es algo vivo, la inculcan a sus hijos y se nota que quieren compartir con el extranjero la alegría que les proporciona. Desde fuera se ve la parafernalia, los budas dorados gigantes que han financiado países amigos, que se ven a lo largo de la isla, tan feos, el uso de la religión por los políticos. Qué se puede hacer con estas contradicciones: el mensaje budista del desprendimiento y el derroche en templos, reliquias y estatuas; el visible abuso y engaño de los poderosos y clérigos y la ingenua y enternecedora fe de la gente sencilla.

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