lunes, 29 de mayo de 2017

Paula



            Hay una literatura, un cine, un arte en general que se hace para halagar las bajas emociones de la gente culta, la misma que se burla o desprecia cuando aquellos mueven los sentimientos populares. La diferencia con el arte verdadero es que este no suele tener en cuenta al público y si lo hace es todo menos complaciente. Pero no todo arte sentimental en despreciable, hay joyas que han surgido del arte fácil. La película alemana Paula, de Christian Schwochow, se queda a mitad de camino. Sin duda no tendrá muchos espectadores, pero entre ellos habrá quienes deseen que les cosquilleen en las sienes: la colonia de pintores de Worpswede a comienzos del siglo XX, que con el tiempo cobraría fama; nombres como Rilke, Otto Modersohn, Paula Becker o Clara Westhoff; el París posimpresionista. La película se centra en la peripecia vital y artística de Paula, la pintora Paula Modersohn-Becker, biopic con algunas gotas de feminismo y lucha por la modernidad. Incluso en una colonia de artistas los roles sociales de hombres y mujeres están muy definidos: modernidad artística no significa libertad social. Carla Juri intenta dotar de juvenil espontaneidad a Paula Becker, aunque a veces cae en un cierto histrionismo. El director y el cámara buscan en los paisajes traducir en fotografías las miradas de los pintores de la época, mientras el guionista convierte la relación amorosa entre Paula y Otto en una historia romántica.

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