Europa
tiene formidables enemigos: Trump, Putin, Erdogan. Retos muy
difíciles: inmigrados y refugiados, el problema de Ucrania. Pero
también problemas internos: el nacionalismo y la xenofobia, la
consolidación del euro, el populismo, la resolución del Brexit, la
amenaza de la próxima crisis que podría agravar todo lo demás.
Sin
embargo, Europa tiene una impresionante historia de modernización y
un no menos impresionante legado cultural desde el mundo grecorromano
hasta el CERN. Nadie está en
mejores condiciones para ofrecer soluciones a los nuevos problemas.
Qué podría hacer Europa. He aquí una idea: crear la ciudadanía
europea, quizá, de momento, compatible con la del país de origen (pasaporte
único). Y abrirla con condiciones a inmigrantes y refugiados, que no
serían franceses o españoles sino europeos sin más, los primeros
europeos sin otra condición y, por tanto, los mejores luchadores por
la idea de Europa.
Esa
ciudadanía debería asociarse a una renta básica universal, tal
como propone Rutger Bregman, gestionada por la UE, no por los
estados, con el fin de convertirla en un derecho neutral sin que
nadie se apropie de la idea.
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