jueves, 12 de enero de 2017

Musa alpha


El potencial de nuestra época es imposible de medir con los actuales parámetros, tal es el cambio que nos espera. Unos países están mejor preparados que otros. Pero en sus cúpulas políticas late igualmente la pulsión del poder. Un poder incomparable con cualquier época del pasado. El susto de la gente ante el porvenir se acomoda al afán de la nueva única oportunidad, del hambre de algunos hombres ante el poder absoluto. Es una época terrible porque las compuertas del futuro están a punto de estallar. El futuro nos inunda literalmente.  Sólo han pasado diez años desde el primer iPhone, el primer teléfono inteligente. Véase la serie Westworld. Terrible porque el viejo político profesional está moribundo y hay muchos candidatos a ser el macho alpha de este tiempo. Y su plan no es ordenar el caos que se avecina sino encaramarse a la ola y tomar las riendas invisibles.
           
            Por contraste, venimos de una época de feminización de las costumbres, desde el 68 hasta aquí. La musa alpha ha impuesto su presencia, su estilo, el gusto de la época en las galerías, en los museos, en la moda, en Hollywood, en la narración, en el arte en general; en la familia, en la iglesia, en la escuela, en todos los ámbitos de la vida. Obama ha sido el último en dejarse influir por la musa alpha.  Las mujeres no han gobernado, salvo excepciones o sólo simbólicamente (en la serie Borgen, por ejemplo), pero han modificado la vida de occidente hasta hacerla irreconocible. Una parte de los hombres han esperado para tomar venganza, para sacudirse el suave pero ineludible yugo. Ahora pueden mirarse en el espejo de los candidatos a macho alpha (Trump: "Cuando eres una celebridad te dejan hacer lo que quieras,puedes hacer lo que quieras. Agarrarlas por el coño. Puedes hacer detodo") y ven llegado el momento de recuperar el dominio usurpado.

            La trama del poder desde los orígenes míticos (el arcángel Miguel contra Lucifer, Caín contra Abel) hasta los históricos (Ramsés, Alejandro, César) está llena de bélica testosterona y marca a sangre y fuego la época más reciente (Stalin, Hitler, Mao). Sólo en la época en que el macho alpha ha aflojado las riendas la musa alpha ha tenido su oportunidad (helenismo, algunas cortes medievales, renacimiento, salones del XVIII y XIX, las gloriosas décadas pasadas del pasado siglo) de modelar el mundo a su gusto. Épocas en que el mundo asistió asombrado al florecimiento de la invención y explosión de energía cuyas ideas fueron modelando y asentando el mundo antes de llegar hasta este difícil momento de transición.

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