Qué es la
realidad para nosotros. Cuál es el modo correcto de aproximarnos a las cosas.
Podemos contemplarlas de muchas diferentes maneras, sin falsearlas, sin perder
información. El punto de vista del mirón, de los mirones, cada uno desde su perspectiva.
Si el centro es el objeto, si lo rotamos, el objeto parecerá diferente, se
ofrece a distintos puntos de vista, pero no cambia, puede ser descrito desde
las distintas perspectivas sin cambiar realmente. Simetría. En el
proceso, comprendemos las reglas que lo constituyen y relacionan y nos admira
que sea comprensible. La tierra cambia incesantemente, pero para nosotros,
terrícolas, no cambia, no apreciamos su movimiento. En la representación que
hacemos de las cosas cambian algunos rasgos, pero otros permanecen invariables,
siempre presentes en todas las representaciones posibles. Las invariantes
definen los rasgos propios del objeto. Los objetos pueden ser descritos de mil
maneras, pero cada vez hemos de elegir una. Todas son válidas, pero hemos de
mirar, escoger, una cada vez. Cada punto de vista (determinado por la posición
en el espacio y en el tiempo) añade algo en la descripción, modifica, por así
decir, la visión del objeto, restando algo de sus características y añadiendo
algo que no se tenía en cuenta o no habíamos caído antes en ello. Al describir,
elegimos. Lo mismo que hará otro espectador o pintor o fotógrafo o escultor o
analista (espaciotemporal). Complementariedad. Por tanto, el observador
y el objeto cambian de posición en el espacio y en el tiempo. Dos visiones en
el mismo espacio y tiempo son mutuamente excluyentes, nos dicen los físicos
cuánticos. “Estas grandes ideas –relatividad, simetría, invariancia y
complementariedad- conforman el corazón de la física moderna”, dice Franck
Wilczek en El mundo como obra de arte. Qué hace falta para que también
lo sea de la filosofía, de la religión, de la política, de la vida cotidiana.
Nuestro lenguaje será más preciso y el entendimiento en la conversación
también. Dime desde dónde hablas, qué edad tienes, cuál es tu posición social,
adónde vas, cuál es tu condición.
Algunos lo
intuyeron o lo pusieron en práctica o lo razonaron. Los artistas ingenieros del
Renacimiento como Brunelleschi, los sabios de la revolución científica del
XVII, como Leibniz, los físicos del XX, tan sorprendidos como espantados por lo
que descubrían, como Einstein.
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