sábado, 1 de octubre de 2016

Mi nombre es Lucy Barton, de Elizabeth Strout



     Creo que pocas veces un autor ha conseguido crear la voz de un personaje como la hace Elizabeth Strout con Lucy Barton. Tan es así que en las primeras páginas pensaba yo que la novela estaba mal escrita o que la traducción era muy mala. El logro de la escritora consiste en hacer que Lucy Barton aprenda a escribir a lo largo de la novela al escribir sobre su familia. Lucy asiste a un taller de escritura y la profesora le dice que cada escritor solo tiene una historia. La historia comienza con Lucy en el hospital y la visita de su madre, a la que no ve desde hace muchos años. La novela de Strout es la novela de Barton. La torpe conversación con su madre, llena de temores y cosas sobreentendidas, sirve para correr en parte el velo sobre la familia, padres y hermanos, en la que creció Lucy. La novela va creciendo a medida que surgen los dolorosos recuerdos, una familia enferma de pobreza, aislada y humillada por ello. Lucy aprende a contar lo necesario, que son los hechos decisivos en la vida familiar, pero también aprende que ahondar en una y otra realidad es aprender a vivir con el dolor y la soledad. Lucy se da cuenta que abandonó la familia de sus padres, se desentendió de ellos, porque no quería compartir su pobreza y la miseria moral que implicaba.  También se da cuenta que si abandonó a su marido y a sus hijas fue para poder escribir. Todo ello le lleva a un dolor sin redención. Una gran novela.

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