Si el amanecer es el mejor momento, hoy por ejemplo en el bidegorri de Portugalete a Pobeña, una larga pista para bicis y personas, el momento peor es el mediodía cuando los pies arrastran las cadenas del reo, los huesos de los dedos y la planta crujen y a punto parecen de romperse en mil pedazos, sin que se aviste el final de la etapa. Al menos no ha caído el agua anunciada.
Durante un tramo, desde Pobeña a Onton, por un paseo elevado que recorre la costa, por el antiguo camino de los recolectores de algas, nos ha acompañado Felipe, que tiene por costumbre recorrer los más de cinco kilómetros del paseo. Se ha emocionado recordando su juventud cuando se sumergía en estas aguas pescando. Luego la conversación ha derivado hacia la política, por su iniciativa. Se siente socialista y ha votado al PSOE, pero ya no. Por la corrupción. Hace una curiosa defensa del PNV, a pesar de su clientelismo, dice. No parece molestarle que sea de derechas o nacionalista. Sin embargo, el PP es lo peor de lo peor. Le hago ver la valentía del alcalde socialista de Portugalete, donde vive, que destaca en el balcón la bandera española y un cartel con un ETA no. No lo ve como algo extraordinario.
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