lunes, 31 de octubre de 2016

Manifiesto incierto, de Frédéric Pajak



            Tengo prevención contra las historietas apoyadas en dibujos, aunque en mi adolescencia las devoré. Un día las aparté de golpe, en el mismo movimiento que convertía los libros en objetos de culto. He llenado mi casa de libros, allí donde he vivido, libros de letra apretada, negra, que fluye sin interrupción, salvo los libros de arte, obviamente. Hice una excepción, o mejor quise reproducir el proceso, con mis hijos. Los inundé de tebeos, cómics, historias ilustradas, ya mejor editados, muchos de ellos en tapa dura. Así que huyo de los anime, pelis de dibujos, libros ilustrados y toda la mandanga. Y de pronto me veo mirando con entusiasmo este Manifiesto incierto, de formato intermedio, donde los dibujos ocupan el espacio mayor. Reconozco la influencia de los elogios desmedidos que el libro ha recibido en los suplementos culturales. Es un libro original, no exactamente un cómic para adultos. Alguno de sus dibujos podrían parecerlo, pero en general remiten al gran arte de la tradición clásica, con referencias al grabado barroco, al romanticismo, al realismo y expresionismo de entreguerras, al caricaturismo. No hay ventanas de diálogo, sólo texto en la parte baja de la página que a veces se expande en la siguiente.




            Manifiesto incierto es un ensayo en doble acepción. Como el género que lleva ese nombre, quiere explicar lo sucedido a mediados del siglo XX y su repercusión en el presente, buscando un hilo en la vida y escritos de Walter Benjamin, pero también en la del propio dibujante escritor, Frédéric Pajak. Aparece el fascismo, el marxismo, la multitud, la creación, el aburrimiento necesario para crear, el arte (Beckett, Bram van Velde), la vida que fluye en la ciudad moderna y en la antigua, en el pasado (Sicilia, Ibiza) y en el presente, sobre la familia y la vida itinerante. Pero también es una prueba, un experimento, un ensayo al mezclar narración y reflexión, texto y dibujo. El efecto final, más que ideas encadenadas, con tesis nuevas sobre un tema complejo, es el flotar poético del flâneur, las sensaciones sueltas, asistemáticas del paseante. No es un libro cojo como suelen serlo los de los dibujantes que se ponen a escribir. Aquí el dibujo y la escritura valen por igual, a veces coincidiendo y reforzándose, otras incitando a caminar por senderos que se bifurcan.

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