jueves, 20 de octubre de 2016

Día 25


   Al fin, Santiago. Llego a la plaza del Obradoiro en compañía de la marea humana. He apretado el paso para ver si me quedaba solo, pero de nada servía porque por delante siempre había más gente. Incluso un italiano de edad provecta se ha pegado a mis pasos y ha ido haciendo la goma. Eso sí, iba de cuerpo ligero, descargado de mochila. Es decir, no he podido hacer los últimos kms con la paz y el silencio que buscaba. Curiosamente, ayer, en el albergue rural en que me alojaba -Albergue rural Astrar-, a 700 m del camino, tuve un dormitorio para mí solo. En una pieza separada se alojaban 4 italianos, tres hombres maduros y un cura. Me invitaron a cenar la pasta que habían preparado, con amena charla incluida. Hacían el Camino Francés en una semana, alternando el autobús con la caminata. El cura ha concelebrado esta tarde en la misa del peregrino, con botafumeiro incluido. En el Obradoiro y alrededores no he conseguido ver a nadie del Camino del Norte.
   He pasado la cuarta semana, por segunda vez, sin mayores efectos. Ni he saltado a una fase mística ni me he trastornado, o eso creo. Aunque ha pasado por mi cabeza la idea de volver andando a casa, a Burgos. De vez en cuando se ve gente que lo hace. Hoy he visto a dos, uno con pinta de escocés, al que no he podido saludar porque me pillaba lejos y otro que, cuando ha visto mi interés, ha cruzado la carretera y me ha dicho: "No, si vuelvo a casa". "Adónde?". "A León". Pero, qué interés puede tener cruzarte y saludar a toda esa multitud que viene de frente. El Camino Francés se ha convertido en un Disney con sonrisas y cierta dificultad muy controlada. Al menos, el documento que acredita haber realizado el camino debería discriminar a los que lo hacen a pie de quienes lo hacen por otros medios y a quienes lo hacen de principio a fin de quienes lo hacen por semanas. Más difícil es saber quién lo hace por motivos religiosos, espirituales, deportivos o de otra índole, como se pregunta para obtener la compostelana. He visto en la larga lista de quiénes me precedían que la primera casilla era la que más cruces tenía, lo que me hace dudar de la sinceridad de la gente.

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