lunes, 17 de octubre de 2016

Día 22


   De Villalba a A Lagoa. 34 kms. Etapa otra vez partida en dos. La primera parte aún por la Terra de Cha, igualmente aburrida que la de ayer. Desde Baamonde entro en el otoño y sus colores. Sigo los senderos de monte de robles, pinos y hayas, aunque el eucalipto no ha desaparecido del todo. Camino solo en compañía de graznidos y gorjeos, bajo una fina lluvia. Mi placentera caminata se ensombrece por lo que veo. De vez en cuando una casa abandonada, con el cartel de se vende, un tejado hundido o una pequeña hacienda bien cuidada pero deshabilitada. No parece que haya mucha gente interesada en instalarse en la campiña lucense. En las granjas habitadas se ven personas que han sobrepasado la edad de jubilación. Qué será de esta tierra cuando mueran. Quizá inmigración subvencionada?
    Gente que queda atrás y gente que aparece de la nada. Las chicas alemanas que andaban a la par conmigo han encontrado compañía. Una muy mona se quedó en una pensión con un alemán y otra con mucha chatarrería en nariz y labios se dejó encantar por un hipster americano. No las he vuelto a ver. Por contra, un innumerable grupo de carrefouritos invadió anoche la paz del albergue de Villalba. Empezaban su camino de 125 kms. Parece que todos los años la empresa les ofrece una semana santiaguera. Esta mañana se han levantado a las 5,50 como un solo hombre y el alboroto de mil demonios. Más adelante me los he encontrado en un cruce de caminos. Una señora desde lo alto de su ventana les había orientado en dirección contraria a la que debían seguir. Entre el GPS y yo les sacamos del aprieto. No es la primera vez que alguien juega con la buena fe del peregrino. Hay muchas flechas amarillas desorientadoras que te sacan del camino para que acabes en una pensión o en un bar. Al final no me ha quedado otra que utilizar el GPS para salir de dudas. Me ha sacado de apuros varias veces.
   Ahora estoy en pleno bosque, en un albergue con bar, con el móvil y la nada entre las manos, después que me dejara el ereader olvidado en un albergue de atrás.

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