domingo, 16 de octubre de 2016

Día 21



                 Terra Cha que vas o lonxe
                 Entre picoutos esguios,
                 Que ledicia, Terra Cha,
                 A dos teus longos camiños!
                              (D.X. Cabaña)

  Quizá ésta haya sido la etapa más aburrida del camino. De Mondoñedo a Villalba. Tras una larga subida de unos diez kms por asfalto, entre tierras de labor, casas semiabandonadas y viejos campesinos cuidando de sus animales, entro en la Terra Cha, la tierra llana en torno a Villalba. Tan aburrida me ha resultado que he cogido la carretera para acabar cuantos antes. 23 kms del total de 37. El final, una larguísima recta de 18 kms siempre a la vista que no se acababa nunca. Tan solo he topado con tres bici peregrinos que me han adelantado y saludado, cosa que pocos hacen, y con un bordelés que regresaba a casa a pié tras haber llegado a Santiago. Por un momento, a lo lejos, he pensado que era un mendigo. No es extraño que la gente te mire raro. La mirada más desagradable fue la de un santanderino de Castro -decirle cántabro sería tomar esta eufonica palabra en vano- que me repasó de pies a cabeza, ante su mujer, sin saber que al fin no somos más que un  espejo de su propia fugacidad. El camino no es otra cosa que la ruta de la vida toda a escala. En general, suelen rehuir la mirada o hacen como que no te ven. Solo cuando les hablas directamente  te prestan atención. El peregrino es como un extraterrestre, un invasor no muy bienvenido, como el homo sapiens lo es, un forastero de paso.
   Villalba, la tierra de Fraga y de Rouco, donde el PP gana por absolutisimas. De momento no he visto nada que me llame la atención, salvo el menú que me han recomendado: comida abundante y sabrosa por solo 8 euros, postre y café. No creo que haya en España algo semejante.

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