lunes, 10 de octubre de 2016

Día 15


   Comienza la tercera semana, la de la mente. El cuerpo ya no debería dar guerra y mi mente estaría libre para volar. Las condiciones se dan, por primera vez he hecho la etapa solo. En mi Camino Francés siempre estuve acompañado, ahora que el amigo extremeño se ha ido quiero disfrutar de la experiencia de caminar solo. La etapa ha tenido dos partes, de Villaviciosa a Gijón, con dos subidas de las buenas, 500 de desnivel pronunciado cada una. Acabada la segunda, pasado Peón, en un bar tienda de los de antes un mujer de negro a la antigua usanza me ha servido un bocadillo de chorizo que me ha sabido a gloria. En Gijón me he encontrado a una pareja de catalanes maduritos que según ellos celebraban su luna de miel. Querían visitar Burgos y les he dado buenas recomendaciones. He hecho un recorrido por el centro y después, siguiendo la recomendación de Xose Luis, un gallego con el que coincido en los albergues, me he saltado la salida de Gijón a Avilés y he vuelto a caminar en dirección a Salinas y San Martín de Laspras. La jornada ha sido larga, pero no estoy cansado. Al contrario, aliviado por las ampollas curadas. El hospitalero de San Martín es servicial hasta el punto de ofrecerse a lavar la ropa.

  La vista desde esta antigua rectoría es espléndida: a un lado el caserío de Piedras Blancas y los montes y al otro el mar. Luce un sol ventoso que traerá lluvia. Mi mente carece de fatiga.

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