sábado, 8 de octubre de 2016

Día 13


   Van cayendo comunidades, provincias y poblaciones. El cuerpo con todos los percances aguanta como puede, peor que en mi otra experiencia del camino. Quizá el francés es más fácil, sin tanto asfalto. La mente bien, ágil, ávida de experiencias.
   Hoy de Llanes a Ribadesella. Ambos en albergues juveniles, algo caros para lo que se espera del camino, aunque no me he preocupado de buscar los comunitarios. Tras la dura etapa de ayer, solo de asfalto, llegué tan cansado que apenas pude disfrutar la belleza de Llanes, hoy he combinado carreteras y caminos, el amanecer costero con el día soleado por el interior, con pica gente en el camino. Tan solo una chica alemana, con una gran mochila, que salía de Celorio, quizá en el lugar más fotogénico de lo que llevo de camino, y un chico gallego al que ya encontré ayer y que va haciendo la goma, adelantado y atrasando. El albergue de ayer estaba encima de la estación de FEVE. Y allí nos topamos con una pareja de tarraconenses que va de albergue en albergue en tren. Tienen una semana de vacaciones y hacen e camino del modo más fácil.
   El albergue de Ribadesella está enclavado frente al mar. El sitio es inmejorable, instalaciones modernas, pero a 20 euros la litera.
   Acaba de llegar un alemán a la habitación. Salió el uno de julio de Stuttgart, andando. Tiene la virtud del caminar incansable, pero desconoce los efectos salutiferos de lavarse la ropa y meterse debajo de la ducha. Vaya noche nos espera.

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