viernes, 7 de octubre de 2016

Día 12


   De San Vicente a Llanes. Larga, por carretera. Motos al asalto del asfalto. Mañana hay concentración en Columbres. Poco después me encuentro a Manolo, un canario con una causa. Lleva una mochila enorme, a juego con su rotunda humanidad, pero es un buen andarín. Está enfadadisimo con la Asociación de Amigos del Camino de Vizcaya. La culpa de la plaga de chinches. Doy fe de que tal plaga existe. He sido su víctima en Santillana. Llevo las señales del ataque nocturno por todo el cuerpo, en especial, del cuello, los brazos y las pantorrillas. Hoy he tenido que hacer limpieza a fondo. Y aún así, veremos. Según Manolo la plaga se originó en Vizcaya hace unos años y no han sido capaces de erradicarla y desde sus albergues los peregrinos la llevan a otros lados. Manolo ha decidido pasar de los albergues y dormir en pensiones. Además me ha dado una detalladisima explicación de lo que debo hacer para encontrar la paz.
   Me ha sorprendido Llanes. Es un pueblo  costero muy bien cuidado y con un paseo sobre un acantilado con bonitas vistas.
   Aparte de los picores he llegado con los pies magullados.

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