Inspirado
en el famoso Marshmallow test que Walter Mischel puso en práctica en la
universidad de Stanford a finales de los 60s, cuando unos niños y niñas tenían
que escoger entre un bombón ahora o dos al cabo de quince minutos, Jordi Vallejo monta un pieza teatral –su primera obra- donde no se miden tanto las
derivadas psicológicas de la capacidad de postergar la gratificación como las
relaciones de pareja. En el escenario hay dos. Una con la vida resuelta
–inversor y psicóloga de éxito- y otra –empleada de ONG y autónomo- con
hipoteca y un bar que no va nada bien. Los bombones del test se transmutan en
los 100.000 euros ahora o un millón al cabo de 10 años que ofrece el inversor a
sus amigos con problemas. El dilema que pone en marcha el juego de las
tensiones de pareja y de las relaciones amistosas va derivando en la parte
final en una serie de confesiones y acusaciones que desvelan un pasado con el
que ninguno se siente muy a gusto y que acabará por explotar.
El test
es una pieza de teatro comercial que se muestra como tal, no engaña, con un punto de partida
interesante pero a la que se le saltan las costuras. Las transiciones no acaban
de estar muy bien soldadas porque se busca el efecto rápido y directo, la risa
y la sorpresa, más que una definición creíble de los personajes. Si la obra se
sostiene es por los actores que están todos muy bien, Sergio Caballero, David Vert, Dolo Beltrán y Clàudia Costas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario