jueves, 29 de septiembre de 2016

Día 4





     De Markina a Gernika, pasando por Bolibar, Colegiata de Zenarruza, Gerrikaitz, Munitibar, Marmiz y Mendieta. El monte urbanizado. Casi todo el monte guipuzcoano es una extensión de la ciudad. Enormes caseríos modernos rodeados de naturaleza domesticada. Cómo lo han conseguido los propietarios, las casas, los prados, la carretera bien cuidada hasta el pie del garaje? También las sendas y las pistas: hechas de gravilla para evitar el barro, las pasarelas, los puentecitos, las escaleras de cuento para salvar el desnivel. Un misterio llamado sistema foral. Me corroe la envidia, lo reconozco, este extraordinario país tan igualmente desigual, reconocido por una adicional de la Constitución.

    A retener algunos puntos: la Colegiata de Zenarruza para reservar, un lugar más que encantador -perdoneseme el estilo moña, pero escribo a toda pastilla. Hay que hacer alto en la taberna de Olatz, por los bocatas y en el bar tienda de Munitibar por el café y el bocata de jamón a un precio increíble. En Gernika el menú de Julen, bueno y barato.

   Las ampollas sumergidas bajo el compeed evolucionan bien. No así la rodilla izquierda que lleva muy mal las bajadas y la cruz del pie derecho, entre los dedos y la planta que me hace ver las estrellas cuando piso una piedra suelta.

   Gente nueva en el camino. Un grupo de suizos ruidosos. Andan un trozo de la etapa, les recoge el autocar y llegan a tiempo al albergue para coger sitio. Los que vengan detrás que se las apañen. Una pareja de chicos barceloneses: buscan albergues fuera de los núcleos populosos y están a solas. Una valiente alsaciana, mayor, con una gran mochila, que se alegra cuando realzó su bonita región, la más bonita de Francia.

   Comento, mientras comemos en el Julen, con Raúl, el riojano, la revolución inmigratoria. Cuánta gente del este de ve en la restauración y atención al público por estos pagos. Dentro de una generación la pureza racial será un chiste de penosa memoria. A Europa no la va a conocer ni la madre que la parió. Amén.

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