¿Y qué hay
el contenido? ¿Qué de importante sucede en la peli?
En Destino,
el primero de los tres relatos de Alice Munro (en Escapada) en que está basado el guión de la
película, una mujer insegura y “virgen”, Juliet, parece abatida porque el hombre
que se había sentado frente a ella en el vagón del tren se suicida –como en la
peli- después de que ella lo haya despreciado al no darle conversación. Juliet
–Julieta- está atormentada por la culpa, como si hubiese una directa relación
entre negarle la conversación y el suicidio. En el mismo tren conoce y conversa
con otro hombre, al que meses después irá a buscar a su apartada casa de
pescador y con el que iniciará una relación poco convencional (lo comparte con
otra mujer):
—Pero crees que hago mal —dijo ella y dominó la risa—.
¿Crees que sentirme culpable no es más que una manera de congraciarme conmigo
misma?
—Lo que creo es que... Creo que eso es secundario. En tu
vida pasarán cosas, probablemente te pasarán otras cosas en la vida..., y harán
que esto te parezca secundario. Habrá otras cosas de las que podrás sentirte
culpable.
—¿No es eso lo que siempre dice la gente? ¿A los que son
más jóvenes? La gente dice «¡Ay!, algún día cambiarás de opinión. Espera y
verás». Como si no tuvieras derecho a tener sentimientos profundos. Como si no
fueras capaz de tenerlos.
—Sentimientos —dijo él—... Yo hablaba de experiencia.
—Pero lo que dices es algo así como que la culpa no sirve
de nada. La gente lo dice. ¿Es verdad eso?
—Quien lo dice eres tú.
En la conversación
de la película, Xoan consuela a Julieta diciéndole: “Cualquier chica habría
hecho lo mismo”. En el relato de Munro se ve el sentido, o sinsentido, de la
culpa, los sentimientos cambiantes, la acomodación a una situación que hacía
poco no se hubiese aceptado, que la moral hubiese rechazado. El guionista de la
peli de Almodóvar capta que ahí hay algo de interés, pero no lo desarrolla,
sólo lo enuncia, como un elemento más del decorado. Existe la culpa pero no su
disolución en el tiempo.
En Pronto,
el segundo relato, Juliet visita a sus padres con su hija Penélope de trece
meses. Su madre está desahuciada, como en la peli, su padre y una joven mujer
están al cabo de sus necesidades materiales. Se revelan los prejuicios. De sus
padres y el pueblo hacia Juliet como madre soltera –vive con Eric, el Xoan de
la peli, sin estar casados-; de Juliet hacia su padre por no satisfacer la
necesidad de afecto de su madre y estar pendiente sólo de la joven mujer, de
quien Juliet recela hasta el odio. El único consuelo de la madre parece ser una
vuelta a la fe. Juliet discute agriamente con el pastor que la visita, una
discusión intelectual sobre la fe en la que deja claro que creer carece de
sentido. Casi al final, su madre le dice a Juliet que cuando tiene un mal momento
se dice “Pronto vendrá Juliet”. Juliet lo oye y lo deja pasar como si no lo
hubiera oído. Otra vez, pues, la experiencia de la vida frente a los principios
morales, la inhumanidad y los defectos que atribuimos a los demás que tan vivos
están dentro de nosotros. También aquí, el guionista de Julieta intuye que en
el relato hay una profunda verdad pero no sabe exponerla.
Silencio,
el tercer relato, abarca un largo periodo, las décadas de la madurez, la
pérdida y la soledad. Eric muere en una tormenta, Penélope, tras seis meses de
retiro espiritual, desaparece de la vida de Juliet. Juliet se queda sola, tiene
diversos trabajos. Algunos hombres pasan por su vida, pero sin dejar huella.
Juliet intenta comprender por qué su hija no quiere saber nada de ella. El
dolor por la pérdida de Eric y el abandono de Penélope es cambiante, al
principio intenso, se interroga sobre la educación que le ha dado, se culpa, pero
luego afloja, al final se adapta a la situación:
Mi
hija se marchó sin despedirse de mí y quizá sin saber que se marchaba. Que se
marchaba para siempre. Después, poco a poco creo, se le ocurrió lo mucho que
ansiaba alejarse. Simplemente ha encontrado la manera de hacer su vida.
Es posible que, lo que no puede
enfrentar, sea tener que darme una explicación. O que de verdad no tenga
tiempo. ¿Sabes?, siempre tenemos la idea de que hay una u otra razón y seguimos
intentando descubrir razones. Pero creo que la razón no es algo tan fácil de
sacar a la luz. Cierta pureza en su naturaleza. Sí. Cierto refinamiento,
rectitud y pureza, cierta dureza pétrea en su sinceridad. Mi padre solía decir
de alguien que le disgustaba, que esa persona no le servía de nada. ¿Podrían
esas palabras no significar más que lo que decían? A mí, Penélope no me sirve
de nada.
Es posible que no pueda
aguantarme. Es posible.
Justo lo
contrario que en la peli donde Julieta escribe a su hija: “Tu ausencia llena mi
vida y la destruye”. Alice Munro siempre cuenta con la inteligencia del lector,
sus relatos se completan cuando alguien los lee. No puede decirse que ninguno
de ellos esté acabado, porque la trama de sucesos, sentimientos y reflexiones
que aparecen en cada uno se sustentan en la experiencia común, la de la
escritora, la de sus personajes y la del lector. En un melodrama la historia
está acabada y sucede en un mundo separado, el de la imaginación. En la peli de
Almodóvar, el problema reside en la ausencia de conflicto entre sentimientos y
experiencia, entre imaginación y vida real. En un melodrama o en la ópera los
sentimientos flotan en el aire sin nunca aterrizar. Julieta es el
fracaso de no confrontar lo sublime, la pena, el amor, la culpa, el dolor, con
los sucesos de la vida común. En la vida de la gente común los principios
morales, los sentimientos intensos, los razonamientos firmes no prevalecen a
riesgo de enloquecer o enfermar. El paso del tiempo hace que nos vayamos
adaptando. Por los cuentos de Alice Munro discurre la vida, por Julieta,
la literatura.
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