miércoles, 6 de julio de 2016

'Hay alguien en mi cabeza, pero no soy yo'

          


         El cerebro -1,2 kg- es el material más complejo del universo, al menos, del que conocemos. Se estima que cada cerebro humano posee en torno a 1011 neuronas. Una neurona tiene unas 10.000 conexiones con las neuronas adyacentes. Trabaja en piloto automático las 24 horas al día sin que nuestra mente consciente tenga acceso a lo que sucede ahí dentro (Hay alguien en mi cabeza, pero no soy yo: Pink Floyd). Sólo vemos los frutos: todas las acciones que realizamos sin darnos cuenta, como andar en bici, nadar, captar el significado de cada una de estas palabras y del texto entero, escoger a esta chica para enamorarnos de ella, elegir ese pomelo, apartarnos de ese hombre que pretender captar nuestra atención, enunciar la solución a un problema que nos atormentaba.

         Un tercio de la actividad del cerebro está asociada a la visión, pero la visión no consiste sólo en mirar. El cerebro funciona sobre la base de lo que necesita saber; sabe muy pocas cosas, pero sabe cómo recuperar los datos que interesan en el momento. El cerebro no necesita ver todo lo que ocurre a la vez. No percibimos lo que está ahí fuera, sino lo que dice el cerebro. No hay más que darle la información al cerebro y él acaba descifrándola. La visión es activa, no pasiva, construimos lo que vemos.

         Un cerebro es eficiente porque automatiza las habilidades en que nos hemos ido adiestrando. La conciencia aprende a nadar o a andar en bici, a atarse los zapatos o seguir la pelota en una pista de tenis, el cerebro registra los movimientos más precisos en sus circuitos, los remodela, los ajusta y entonces la conciencia deja de tener acceso a ellos. Es la memoria de procedimiento. De ese modo es más veloz y eficiente. Es más, si intentamos controlar el golpeo de la pelota en el tenis o los movimientos automatizados de cualquier actividad nos salen mal, fallamos o somos menos precisos. El cerebro lo sabe, la conciencia no. Por ejemplo, los japoneses descubrieron un procedimiento para distinguir el sexo de los polluelos –sexadores de pollos- , algo que hacen de modo totalmente inconsciente y que no saben explicar. Cuanta mayor automatización menor acceso de la conciencia y más eficiencia. La memoria implícita y la memoria explícita están totalmente separadas en el cerebro. En realidad miles de subagentes actúan por debajo de la conciencia, cada uno sabe hacer una cosa, y muchos en conflicto entre ellos, equipos de rivales los llama David Eagleman (Incógnito), proponiendo soluciones diferentes a un problema. 

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