domingo, 19 de junio de 2016

Atrapados en el bucle




         1. Cada vez es más factible que el próximo 27J al despertarnos el monstruo esté ahí, alzado sobre sus pies.

         2. Nadie se arrepentirá de haberlo convocado. Tampoco, cuando se vean los destrozos, quienes han entrado en el círculo mágico de la nueva conciencia se echarán para atrás reconociéndose responsables. Muchos quedarán atrapados para siempre en ese bucle (En España, el PCE sigue existiendo después de Stalin, después de Kolimá, después de Hungría 1956, después de Praga 1968, después de los Jémeres Rojos de Camboya, después de la caída del muro de Berlín).

         3. De pronto ves, leyéndolos, al grupo de intelectuales, escritores, artistas, periodistas agrupados al calor de su mediocridad; cuántas alabanzas se prodigan entre ellos, cuánto desdén desde su ignorancia o desde su mala fe hacia quienes les pueden ensombrecer.

         4. No hay nada que puedan los hechos contra una ideología mamada desde la cuna. Los sentimientos y emociones, la cercanía de quienes nos aman, la deuda con quien nos ha tratado bien, el calor recibido. Qué puede contra eso la fría razón.

         5. A una parte importante de la población le importa más la corrupción económica que la corrupción moral; vende su libertad, su conciencia, por tintineantes abalorios.

         6. Los programas no sirven para nada. Los clichés, las imágenes sucintas, las palabras aisladas tienen mayor efecto. Heteropatriarcado. Con eso basta, rodeada de aureola la palabra va directa a la conciencia famélica. Ya está.

         7. ¿Cómo rescatar a quien voluntariamente se entrega a la secta, aunque sea una secta sin paredes?

         8. Hacía falta una sacudida. Cuando un sistema enferma gravemente necesita cura, pero el remedio no puede ser destruir sin proponer algo mejor.

         9. Spinoza, Tratado teológico-político: 
         Si los hombres pudieran conducir todos sus asuntos según un criterio firme, o si la fortuna les fuera siempre favorable, nunca serían víctimas de la superstición. Pero, como la urgencia de las circunstancias les impide muchas veces emitir opinión alguna y como su ansia desmedida de los bienes inciertos de la fortuna les hace fluctuar, de forma lamentable y casi sin cesar, entre la esperanza y el miedo, la mayor parte de ellos se muestran sumamente propensos a creer cualquier cosa. Mientras dudan, el menor impulso les lleva de un lado para otro, sobre todo cuando están obsesionados por la esperanza y el miedo; por el contrario, cuando confían en sí mismos, son jactanciosos y engreídos.
         No creo que haya nadie que ignore todo esto, aunque pienso que la mayoría se ignoran a sí mismos.

No hay comentarios: