jueves, 26 de mayo de 2016

Retrato del artista como cantante folk



         Para terminar el ciclo de Tod Haynes su película más personal, más original, más ambiciosa I’m Not There (2007). Es una peli que pretende captar el genio de Bob Dylan, pero también es otra cosa, el intento de explicar qué un artista a comienzos del siglo XXI. Haynes necesita seis actores para encarnar a otros tantos personajes que son Dylan y que son facetas posibles de la vida del artista: el niño negro Woody, guitarra en bandolera, que sigue la estela del cantante folk que admiró Bob Dylan, Woody Guthrie; el ídolo folk stricto sensu (Christian Bale) que lleva muy mal la fama y que acaba componiendo gospel songs evangélicos; el actor famoso (Heath Ledger) para quien vivir en familia es imposible y su mayor causa de dolor; el poeta (Ben Whishaw) que como Arthur Rimbaud vierte el mundo en palabras no siempre fáciles de comprender; el actor de western (Richard Gere) en perpetua huida de un mundo que le supera y, por fin, el cantante de masas, la estrella andrógina (increíble, genial Cate Blanchett), la faceta más cercana a Dylan, indiferente a lo que el mundo espera de él, siempre incomprendido para el mundo y para sí mismo. Cada uno con un nombre, un rostro, una personalidad distinta, cada uno escapando del mundo, en busca de una libertad que se le niega, negando poseer un mensaje que dar a la humanidad, un compromiso con una causa. Las seis historias se entrecruzan, en un chisporroteo de imágenes que juegan con los géneros, el western, el drama, el musical, el biopic o con estilos tan peronales como el de Fellini, experimentando como ya lo había hecho en Velvet Goldmine. La película muestra la ambición de Dylan y a través de él la del propio Tod Haynes, con momentos geniales y otros desconcertantes, es decir, la forma de la película pretende reflejar la idea que el director muestra en el retrato del artista. Una película que no se agota en una primera visión.

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