la aplicación del móvil me dice que está lloviendo es cierto
que hay nubes negras en un cielo fragmentado que a ratos se oculta el sol y
hace fresco pero también que el sol ofrece su agresiva picadura en otros fresco
y calor irritante se alternan pero no llueve
el mar visto a distancia de treinta metros es una balsa de
superficie mutante levemente frisada dominada por un turquesa teñido de un verde
que se oscurece o abrillanta siguiendo el juego de las nubes blancas y oscuras
traspasadas o no por el sol en la línea del horizonte los triángulos de las
velas se desplazan con lentitud hasta fundirse con las sombras de las montañas
que enmarcan la bahía delante a quince metros tráfico de cascos de caballo
bicis alemanas y caminantes chicas con pantaloncillos hombres con sombreros de
lima reflectante y una mujer con el móvil en una mano y en la otra el manillar
haciendo altavoz de su despido invadiendo la banda sonora hasta ahora informe
de este cuadro movido
el mundo se mueve nada está quieto solo un pintor podría
plasmar al mismo tiempo todos los efectos la infinidad de sucesos que ocurren
en un solo instante
mi objetivo al empezar a desplazar el bolígrafo sobre el
cuaderno era sumergirme en el absoluto presente incrustarme en la panorámica y
hasta aquí lo he conseguido hasta que un Seat León azul muy oscuro aparca
delante de mi bolígrafo en una zona prohibida en el interior del coche hay
personas (las cuento seis) cigarrillos gritos sobre un móvil latas pero no era
mi intención contar una historia
este instante ya es pasado el pasado mi pesadilla de eso era
de lo que quería escribir de eso era de lo que no quería escribir
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