domingo, 10 de abril de 2016

Mujeres


         No podría decirse que las mujeres han llegado, porque siempre han estado ahí. Sucede que las mujeres han decido no exhibirse como objetos de deseo, o no a cualquier precio, sino mostrar su poder. Están ahí, son poderosas. Veamos.

Madame Marguerite 1. En Marguerite, aunque no sea una película redonda, con inteligente guión y dirección, se da la vuelta a una vieja historia de chanza e irrisión, entretenida desde hace tiempo por los almacenistas de chascarrillos, en torno a Florence Foster Jenkins, la rica heredera que se creyó soprano sin tener voz y sin saber que desafinaba, para hacer de ella una heroína de la voluntad frente a su apocado y femenino marido, frente a los jóvenes mequetrefes que quieren vaciarle los bolsillos y frente a un público ignaro y faltón. La directora resalta la dignidad de la protagonista hasta el final, cuando, enfrentada a la verdad, prefiere salir airosa del mundo. Marguerite es un islote en la sociedad de los felices 20 que se está precipitando en el sumidero. A la espera de lo que dé de sí la cinta que ha preparado Stephen Frears con Meryl Strrep.


2. En Mustang, otra mujer, Deniz Gamze Ergüven, exhibe la belleza y sensualidad de cinco muchachas en algún lugar del interior de Turquía, junto al Mar Negro. Los 30 primeros minutos de la peli son una explosión de luz, alegría, belleza y sensualidad. La sensualidad no nace del exhibicionismo erótico, aunque algo de eso hay, sino de la vitalidad de estas cinco chicas que hacen del acto de vivir un acto de voluntad, su luz irradia peligrosamente en una casa gobernada por una abuela y un tío que tratan de imponerles las costumbres de una sociedad anclada, entre ellas arreglar su boda con hijos de otras familias. Podría pensarse que la peli es una reivindicación feminista en una sociedad retrógrada, pero no, en realidad tanto la directora como las chicas saben que alzan un triunfo. Han ganado, aunque por el camino queden pequeñas derrotas temporales.

3. En Nuestra hermana pequeña, ya comentada aquí, aunque el director, Koreeda, es un hombre, solo hay mujeres. Cuatro mujeres en una sociedad donde la diferencia entre sexos parece haber desaparecido. Envueltas en un halo de verdad, no necesitamos a los hombres, parecen decir, podemos vivir solas.


Hermanísimas 4. Sisters, la menos interesante de las cuatro, es una película totalmente prescindible, pero parece mostrar el final del camino. En una sociedad madura las diferencias se borran, conseguida la igualdad no hay historias o estas se tornan aburridas. Las dos protagonistas no necesitan fijar territorio, hacer un acto de voluntad, allí donde la mujer es indistinta del hombre ríe y se afana como él, comercia y se gana el sustento de modo parecido, allí donde la normalización se ha alcanzado, que es la meta del feminismo, ningún halo envuelve a las dos protagonistas, objetos chuscos como personajes de comedia televisiva de donde proceden las actrices que las encarnan, sin gracia aunque se presente como comedia.


La novia 5. La novia podía ser otra peli de mujeres pero no lo es, a la directora se le va tanto la mano buscando belleza que el esteticismo la pierde. Cansa y aburren esos diálogos poéticos que quieren mejorar al propio Lorca, esas imágenes de desierto y ruina, el estatismo de los actores más pendientes de construir plano que de expresar emociones verdaderas, la acumulación de signos de tragedia, la música reiterativa. A Paula Ortiz le ha pasado lo que a Tommy Lee Jones en Deuda de honor, los primeros planos sorprenden, maravillan, pero mediada la película el espectador está tan agotado que quiere que aquello acabe cuanto antes.


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