lunes, 4 de abril de 2016

Está pasando


El Roto

            ¿Sirve el saber para humanizar? Si miramos hacia los episodios más negros del pasado es difícil pasar por alto la participación en ellos de sabios de su tiempo para crear comunidad, ese nosotros que acoge, establece fronteras y expulsa. La Conferencia de Wansee, en enero de 1942, por ejemplo, en la que participaron doctores y catedráticos de la universidad más sabia del momento. El drama bosnio de los 90, del que acabamos de vivir el último episodio: Milorad Dodik, actual presidente serbobosnio, ha criticado la condena de Radovan Karadzic por el Tribunal de la Haya porque “perpetua el tópico de que el pueblo serbio es el culpable de la guerra que llega hasta hoy mismo”. Nosotros.

            El pasado jueves, 31 de marzo, en el paraninfo de la Universidad de Barcelona, 250 lingüistas, apoyados por lo más granado de la cultura catalanista, se reunieron para erradicar el castellano de una Cataluña independiente.

            No deberían pasar desapercibidas estas cosas de esta reunión:
            1. La conciencia de superioridad de los reunidos que se cree capaz de imponer una lengua a la totalidad de la población, incluyendo a los más numerosos hablantes del español,
            2. que, por lo tanto, se manifiesten ungidos por una autoridad superior a la representada en el Parlament, que les permite reñir a los partidos políticos independentistas por no ser suficientemente radicales,
            3. que, como todo movimiento étnico, racista o clasista, convierta a los más débiles, como lo vemos actualmente con los refugiados sirios, en culpables del mal que aportan junto con su miseria: los inmigrantes en Cataluña y sus descendientes eran soldados de Franco para destruir Cataluña.
             4. la separación en dos comunidades de la población, imponiendo una sobre otra.

            La primera operación consiste en señalar de donde procede el mal y dónde el bien resplandece, la segunda en señalar a los culpables. Marcar en una lista. Los malos catalanes que han contribuido a la postración de la patria: “una galería de personajes ‘nostrats’ de la peor especie: esclavistas, colonizadores, colaboracionistas, genocidas…”.


Què vol aquesta gent?

Sabemos que un hombre puede leer a Goethe o a Rilke por la noche, que puede tocar a Bach o a Schubert, e ir por la mañana a su trabajo en Auschwitz”. (George Steiner).

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