1. Hay hermosos lugares casi intactos, casi, porque siempre
hay quien llegó primero y tiene derecho de paso o de usufructo. Formentor es
uno de ellos, pero paso por el mirador y por su playa como alma que lleva el
diablo, pegado a un grupo que recorre en una mañana Inca y una fábrica de piel,
el mirador de Formentor y su playa, Alcudia y su muralla, un almuerzo
multitudinario en el puerto de Alcudia y por la tarde Pollença, sin tiempo
siquiera para tomar un café. Es en la aglomeración donde tan incómodo me siento
con mis semejantes, y conmigo mismo. ¿A quién de entre ellos escogería para
vivir una vida? Aglomerados somos vulgares y sucios, indecorosos y faltones,
las familias con niños, un amasijo de carne, las parejas un reconcentrado de
desprecio, los hombres solitarios materia desahuciada. Toda la isla es un
aglomerado humano cuya alma se quedó en las nubes esperando que el avión
torne a casa.
2. Jordi Évole es al periodismo (espectáculo: periodismo de los sentimientos) lo que Pablo
Iglesias a la política (espectáculo: agitación de las emociones). No esperamos que reconozcan su aportación
posmoderna a sus respectivos campos, ni veremos estrago en su conciencia,
porque no sólo viven de ello, han hecho de su destello en la pantalla un modo
de estar en el mundo. No caben sutilezas morales, lo suyo es aventar el polvo
de la paja (no hay grano), lo blanco de lo oscuro. Estos profetas del mundo plano han
conseguido que una parte importante de la sociedad, al menos cinco millones (aglomerados), se
apreste a vivir, de modo tan inconfortable, en ese mundo bipolar. Lo peor es
que el trazo gordo ha calado en el periodismo en general (televisión y prensa)
y en otras fuerzas políticas (PSOE, PP). Por eso existe el caso Soria, que gira
en torno a la política y el dinero, y no existe el caso Otegui, que debería
hablar de política y asesinato político. Soria está sentenciado, Otegui es un
machote guay destinado agrandes tareas por venir. De eso habla Arcadi Espada en este artículo.
La línea de progreso no es una línea recta como la línea del
espectro que va del infrarrojo al ultravioleta, más bien diría yo es un ciclo,
como el ciclo de traslación de la tierra alrededor del sol, línea que se va curvando
por la atracción de los sucesos contingentes sin dejar de progresar, pero que llegado a un punto, comienza el camino de vuelta, a retroceder hasta el punto
de partida. Los radicales no se conforman con un progreso mesurado y medible
quieren asaltar los cielos de una vez, completar el ciclo, hacer un giro de 360º, sin darse cuenta que su ímpetu les lleva a retroceder hasta donde se encuentran con los
que no se han movido Auténticos retrógrados, pues. De ello da cuenta Félix Ovejero hoy.
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