martes, 19 de abril de 2016

Aglomerados



         1. Hay hermosos lugares casi intactos, casi, porque siempre hay quien llegó primero y tiene derecho de paso o de usufructo. Formentor es uno de ellos, pero paso por el mirador y por su playa como alma que lleva el diablo, pegado a un grupo que recorre en una mañana Inca y una fábrica de piel, el mirador de Formentor y su playa, Alcudia y su muralla, un almuerzo multitudinario en el puerto de Alcudia y por la tarde Pollença, sin tiempo siquiera para tomar un café. Es en la aglomeración donde tan incómodo me siento con mis semejantes, y conmigo mismo. ¿A quién de entre ellos escogería para vivir una vida? Aglomerados somos vulgares y sucios, indecorosos y faltones, las familias con niños, un amasijo de carne, las parejas un reconcentrado de desprecio, los hombres solitarios materia desahuciada. Toda la isla es un aglomerado humano cuya alma se quedó en las nubes esperando que el avión torne a casa.

         2. Jordi Évole es al periodismo (espectáculo: periodismo de los sentimientos) lo que Pablo Iglesias a la política (espectáculo: agitación de las emociones). No esperamos que reconozcan su aportación posmoderna a sus respectivos campos, ni veremos estrago en su conciencia, porque no sólo viven de ello, han hecho de su destello en la pantalla un modo de estar en el mundo. No caben sutilezas morales, lo suyo es aventar el polvo de la paja (no hay grano), lo blanco de lo oscuro. Estos profetas del mundo plano han conseguido que una parte importante de la sociedad, al menos cinco millones (aglomerados), se apreste a vivir, de modo tan inconfortable, en ese mundo bipolar. Lo peor es que el trazo gordo ha calado en el periodismo en general (televisión y prensa) y en otras fuerzas políticas (PSOE, PP). Por eso existe el caso Soria, que gira en torno a la política y el dinero, y no existe el caso Otegui, que debería hablar de política y asesinato político. Soria está sentenciado, Otegui es un machote guay destinado agrandes tareas por venir. De eso habla Arcadi Espada en este artículo.

         La línea de progreso no es una línea recta como la línea del espectro que va del infrarrojo al ultravioleta, más bien diría yo es un ciclo, como el ciclo de traslación de la tierra alrededor del sol, línea que se va curvando por la atracción de los sucesos contingentes sin dejar de progresar, pero que llegado a un punto, comienza el camino de vuelta, a retroceder hasta el punto de partida. Los radicales no se conforman con un progreso mesurado y medible quieren asaltar los cielos de una vez, completar el ciclo, hacer un giro de 360º, sin darse cuenta que su ímpetu les lleva a retroceder hasta donde se encuentran con los que no se han movido Auténticos retrógrados, pues. De ello da cuenta Félix Ovejero hoy.

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