domingo, 6 de marzo de 2016

El retorno de la tribu

                      

            1. El retorno de la tribu, no como sueño ni como ficción para construir una peli o una novela, sino como programa político. ¿Qué harían al día siguiente, después de haberlo conseguido, todos esos manifestantes y votantes tan entusiastas?

            2. Por qué habría de sorprendernos el escándalo de algunos ante el ajeno populismo de derechas (antes Berlusconi, ahora Trump) y la desvergonzada exhibición del propio (¿de izquierdas?).

            3. ¿Por qué nos seduce tanto la mentira? ¿Por qué nos comprometemos con ella a sabiendas de que lo es? ¿Atracción del abismo? ¿Resentimiento? ¿Odio? ¿Venganza por una supuesta deuda no cobrada? Populismo

            4. Parece que cuando alguien levanta la voz: un corrupto endiosado (Lula), un nacionalista xenófobo (Artur Mas), un terrorista (Otegui), nos viéramos en la obligación de darle algo a cambio (Un monumento en vez de cárcel, una ampliación de su poder en lugar de descrédito, un reconocimiento de su altura intelectual en vez de pública irrisión) para que deje de quejarse y vuelva la tranquilidad, como al niño malo que nos irrita con sus pataletas.

            5. Pongamos que soy simpatizante de un gran partido, hoy ya algo menos grande, o militante, o miembro del parlamento o del senado o de una diputación, o acaso asesor contratado, o simple currante, quizá mi mujer está en lo mismo y mis hijos vayan camino de. Un partido agujereado por la corrupción, pero eso qué más da. ¡Joder, que mi puesto está en peligro! Esos nuevos partidos. Considero un deber de militante participar en los foros. Qué voy a decir. Que les he votado, pero que nunca más. Me he desengañado, decían que nunca darían su voto a. Una traición. Lo hago tan a menudo y en sitios tan distintos que yo mismo me lo creo, no sé si convenceré a alguien pero yo voy camino de. Claro que a lo peor, si me leen los votantes cabales de esos partidos acaben pensando que van por buen camino. No sé yo. La cosa está jodida. Tribus de Internet.

            6. Lo paradójico de esta vuelta a la tribu es que el chisporroteo de la hoguera cumbayá ha conquistado el plató de los sábados noche. Nunca más pintadas detrás de la puerta del urinario, ahora las hacemos en la pizarra electrónica a la vista de todo el mundo, nos aplauden y nos votan. Con que el líder sepa cómo trazar correctamente la raya al medio basta y sobra

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