miércoles, 23 de marzo de 2016

El terrorismo siempre gana tres veces

Jefa de diplomacia de la UE llora al referirse a ataques en Bruselas

            El acto terrorista es la acción soñada por el artista conceptual. Como performance su fin es el mayor impacto estético social posible. El efecto de un acto terrorista es multiplicador. Los terroristas ganan tres veces. Su victoria se gesta en el mundo de la representación.

1. El éxito inicial depende del número de víctimas, del caos que genera y de lo inesperado de la acción. Desde este punto de vista el 11-S fue una obra maestra. Los actos subsiguientes han sido efectos de su onda expansiva. En el irreductible mundo de los hechos, es su representación la que inclina la balanza de la victoria. Cuántos cuerpos destrozados, cuánto caos, cuánta sorpresa.

2. Su segunda victoria depende del despliegue mediático. Los terroristas prolongan su acción todo lo que pueden, en distintos escenarios, en el tiempo, pero el alcance de esta victoria no está en sus manos sino en el frente mediático, que llena horas de sus informativos, generalmente, pasado el impacto inicial, con poco o nada que contar, exhibiendo emociones: el llanto de los supervivientes, el escándalo de la población, la propia emoción de los periodistas en el lugar de la tragedia. En el tráfico de las emociones ganan los terroristas: los yihadistas se enardecen y el pueblo se intimida. El terrorista busca la adhesión del pueblo por el miedo (seducción negativa).

3. No hay performance sin interpretación. Esta es la victoria principal. Los analistas, no siempre de modo bienintencionado, dan sentido al terrorismo, al buscar las causas que mueven a los terroristas los legitiman, justifican sus actos, les dan razones para seguir combatiendo. Algunos intentan borrar la referencia más simple a la que aluden los propios terroristas, combatientes de Alá, por otra más aceptable, soldados de los suburbios; otros buscan réditos políticos en el propio país, generalmente izquierda contra derecha, acusando a los gobiernos de autoritarios, insolidarios y promotores de la injusticia social (Occidente culpable).

El efecto de la interpretación es la desmovilización de la población y la parálisis de la acción política (¿Es Bélgica un Estado fallido?). Todo el mundo participó ayer en las tertulias espontáneas en el bar, en la sala de estar del consultorio médico o en la peluquería. La gente expresa miedo, absentismo y repliegue egoísta. Ante un acto terrorista salta el resorte populista con facilidad. Solución, cara a: mano dura con la inmigración; cara b: acabar con el hambre en el mundo y abrir las puertas a la inmigración. Los estados reafirman su condición nacional. El frenazo en la unificación de Europa y el triunfo del populismo sería la cuarta victoria del terrorismo. Pareciera que en el terrorismo toda palabra es una palabra de más, incluso esta. En todo caso, es hora de tomar por la mano nuestros asuntos: “El cielo y la tierra no son humanos, y contemplan a las personas como perros de paja”. (Lao Tsé).

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