jueves, 4 de febrero de 2016

Sectarios, incultos, corruptos

  
Encuesta del CIS

            A los españoles les va la marcha. Dan el visto bueno por igual a la corrupción económica y a la corrupción moral y prefieren los extremos en el espectro político, que viene a ser lo mismo. Cada uno de los votantes del PP ha creído legítimo que el partido se financie irregularmente y que sus dirigentes con cargos públicos utilicen el cargo en su interés personal. Cada uno de los votantes de Podemos ha creído lícito que sus líderes mientan para llegar al poder y que una vez obtenido (ayuntamientos, diputaciones y autonomías) se comporten de forma sectaria. Tras haber convalidado en las elecciones un sistema corrupto, copado por élites políticas conchabadas con la corrupción o apoyado a candidatos que para auparse a él utilizan el engaño como un arma normal en la actividad política, ahora vuelven a manifestar que lo volverían a convalidar, incluso con más apoyos. Cuando se ven los resultados electorales y las encuestas de la entidad estatal más solvente endemoscopia uno deduce sin demasiado miedo a equivocarse que, en realidad, cuando los españoles de a pie despotrican, junto a una taza de café, contra los corruptos y los mentirosos lo que en verdad piensan es que lamentan no estar en su lugar.

            ¿Son los españoles corruptos? A la vista está, la mayoría lo son, corruptos, sectarios o incultos o las tres cosas a la vez. La capa media de la población que no es corrupta y actúa en consecuencia es mínima y frágil. Es aquella que casi por carambola se ha visto ahora con la posibilidad de formar gobierno. Veremos qué oportunidades tiene. Nunca como ahora podemos lamentar el nefasto sistema educativo vigente en los últimos cuarenta años y desear, casi rezando de rodillas, que la primera ley del próximo gobierno sea una ley de Estado consensuada que aborde de forma urgente ese ámbito.
           

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