martes, 12 de enero de 2016

Populismo

            

            No parece que viendo los actuales sobresaltos de la economía global estemos saliendo de la grave crisis que comenzó en el 2008. En algunos países ha sido especialmente dramática, en otros lo será en el 2016. A eso se añade la crisis de refugiados procedentes de Oriente Medio, que hace que desembarquen en las playas de Europa cientos de miles de personas en busca de seguridad. Añadamos el declive norteamericano como gendarme mundial y el temor ante el sobredimensionado Califato. Un estado de ánimo se apodera de nuestros países: miedo, inseguridad, inquietud, desconcierto. La gente busca respuestas ante su malestar, muchos están dispuestos a encontrar la salvación en cualquier parte. En la extrema derecha, en el nacionalismo étnico, en el populismo. Si queremos combatirlos hay que saber qué son exactamente.

            Recientemente han publicado un par de libros que intentan aproximarse a lo que sea el populismo. Los dos llevan el mismo título, Populismo, pero cada uno tiene una aproximación diferente, histórica la de Loris Zanatta, filosófica de de José Luis Villacañas.

            Comienza su libro Loris Zanatta haciendo una confesión: “Del populismo podría decirse lo mismo que San Agustín escribió acerca del tiempo: "Si me preguntan qué es, no lo sé; si no me lo preguntan, lo sé". Curioso reconocimiento de impotencia cuando se tiene pone por delante la voluntad de definirlo en un libro. Sin embargo, a continuación, siguiendo a Isaiah Berlin, cree que sí que puede atrapar su esencia, aunque sea de forma indirecta. El populismo en su esencia es una visión del mundo que tiene seis características, asegura Loris Zanatta. Es una ideología comunitarista que agrupa a la gente mediante vínculos afectivos. Se manifiesta como apolítico y antipolítico, porque sus valores se refieran a la esfera social, por eso en su retórica habla continuamente de democracia social o de mayoría social. Es una ideología de regeneración política. Desea proyectar sobre el mundo actual un mundo imaginario de armonía e igualdad. Es una ideología que se dirige a la totalidad del pueblo. Y, por fin, aparece como oferta política diferenciada en tiempo de crisis.


            La segunda cosa que observa Loris Zanatta es la geografía del populismo. Desde el surgimiento del peronismo hasta nuestros días, el populismo ha tenido éxito es el sur de Europa y en los países latinos de Sudamérica, lo que le lleva a afirmar que eso ocurre porque en los países católicos, salvo en Francia, la ilustración no triunfó como lo hizo en los países anglosajones. De ahí parte la tesis central del libro: el populismo es la forma en que las tradiciones políticas católicas responden a las crisis de modernización. La solución ante el reto del populismo estaría, según Loris Zanatta, en la apuesta por el progreso liberal, en el reforzamientos de las fuerzas liberales y en las instituciones. Veremos, en otra reseña, como a José Luis Villacañas estas propuestas le parecen tan vagas como imprecisas y ello porque, según él, el historiador italiano no ha comprendido la verdadera naturaleza del populismo, que es una respuesta desde la modernidad a las crisis que periódicamente sufre la democracia y/o el capitalismo, en contra pues de la idea de Loris Zapatta de que en las sociedades católicas cuando se apela al pueblo se busca la tradición y lo sagrado que representa. Si para el populismo de Loris Zanatta, como para el nacionalismo, el pueblo ya está constituido en el pasado, para el de Villacañas es un sujeto en construcción, lo que el populismo quiere es ir modelándolo con su retórica.

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