domingo, 14 de junio de 2015

Phoenix y unos tuits infames


            Coinciden, en la cartelera, la película alemana Phoenix y, en las redes, unos tuits de un podemita encargado de cultura en el nuevo ayuntamiento de Madrid. Ambos de modo algo diferente se relacionan con la aproximación al mal que unos humanos han hecho a otros.

            En la película una judía, tras la guerra, vuelve a Berlín en ruinas desde un campo de exterminio. Tiene el rostro desfigurado tras un disparo a bocajarro, se somete a una reconstrucción facial y se prepara para emigrar a Haifa. Pero se entera de que puede volver a ver a su marido del que le separó la delación que le llevó a la cercanía de la muerte. Una amiga le informa de que fue su marido precisamente quien la traicionó y que ahora pretende cobrar su herencia porque la cree muerta. Ella no acaba de creérselo. Antiguo pianista, lo busca en los cabaret de la noche berlinesa y lo encuentra en el Phoenix del título. Él no la reconoce pero sin embargo ve semejanzas, tantas que le propone participar con él en el engaño de presentarse como su mujer que vuelve de un campo de concentración y exige su herencia. El director, Christian Petzold, y sus intérpretes juegan de modo creíble con esas confusiones de personalidad, avanzando en la trama entre el suspense del espectador, la negativa del marido (Ronald Zehrfeld) a reconocer a su mujer ante las crecientes semejanzas y los sobresaltos de la mujer (Nina Hoss) entre el amor y la honestidad de su marido. El contexto en que se desarrolla la película es el de la sociedad de posguerra alemana que no quiere enfrentase a la realidad del mal de la que ha sido responsable y sus esfuerzos para olvidar y alejar la culpabilidad. Después de tantos años, una película alemana, con frialdad expositiva, les muestra a sus compatriotas aquella realidad a la que quisieron vivir de espaldas. Ningún espectador puede quedar indiferente.



            La verdad es que después de ver la peli, los tuits rescatados de este Guillermo Zapata, concejal de cultura del ayuntamiento de Carmena/Carmona solo pueden producir repugnancia. Cuesta creer la insensibilidad de una parte de la extrema izquierda hacia el exterminio de los judíos. O la atracción por la barbarie etarra (Este otro tuit: "Han tenido que cerrar el cementerio de Alcásser para que Irene Villa no vaya a por repuestos"). ¿Qué tipo de moblaje ornamenta su mente? Se disculpa, ¡se disculpa!, el individuo alegando que los escribió en un contexto sobre los límites del humor. ¿A quién se le ocurriría parir semejante horror como ejemplo de humor negro? ¿Y quién es capaz de reírle las gracias? ¿Quizá los madrileños que le votaron y que ven bien tener a un individuo así como como ordenador, gestor y subvencionador de la cultura? ¿Quizá la propia Carmena que demostrará que su defensa de la justicia es palabrería y su profesión demócrata mera burla si no le pide el acta de concejal?

PS. Ahora dice este Zapata que no descarta dimitir si es lo mejor 'para que esas personas dejen de sufrir'.

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