martes, 27 de enero de 2015

Libros que se me atragantan


           Hay libros que no puedo leer, que se me atragantan, aunque sean de gran éxito. Pongo dos ejemplos, uno de público, otro de estima. 

           Comencé Los cuerpos extraños, de Lorenzo Silva, porque se anuncia la llegada del escritor a esta ciudad para tener una charla con sus lectores. Forma parte de una serie policíaca con picoletos como protagonistas, de gran éxito. He persistido en la lectura más allá de mi tolerancia, un tercio quizá de la novela, sin encontrar nada que me retuviera entre sus páginas. En este caso no puede hablarse de estilo llano sino plano, lleno de frases hechas y palabras de poco valor, la acción rectilínea, en torno a la investigación sobre el asesinato de una alcaldesa de una ciudad levantina, no levanta el vuelo. Hasta donde he llegado, se trata de conversaciones sin salsa en las que apenas se avanza, los personajes son bidimensionales y lo que se dice replica conversaciones de charla familiar o de café. No entiendo el éxito popular, aunque sí el premio planeta concedido a una novela de la misma serie de este escritor.


            He comenzado Leche materna, de Edward St Aubyn, con gran expectación después de haber leído inmejorables críticas de entendidos, quienes daban cuerda al succès d’estime del autor, sobre todo de sus libros autobiográficos. Leo los dos largos primeros capítulos en la sala de espera de un laboratorio, pero ni una página más. La voz narradora se hace increíble porque es la voz de un recién nacido, que expone sentimientos, emociones y pensamientos, con ese ácido humor, aseguran, propio de las clases altas inglesas, que a mí no me hace dibujar una mínima sonrisa. No me interesa como está contada, tampoco lo que cuenta, las vicisitudes de una familia, sus niños, la abuela rica, aristocrática, las chachas y demás. Quizá haya comenzado con la novela equivocada del autor.

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